El tribunal de la Sala I de la Cámara Penal suspendió hasta el jueves las audiencias del juicio que ayer se inició contra los cauceteros Sonia Romero (27) y Nicolás Agüero (33), acusados de matar a golpes a la pequeña hija de la mujer, Alina Suárez Romero (2) el 14 de abril de 2010. La suspensión fue la consecuencia directa de un pedido de la defensora oficial de Agüero, Mónica Sefair, para rearmar su estrategia pues ayer el fiscal Gustavo Manini pidió agravar el delito contra su defendido.

Agüero llegó acusado de participar en el homicidio simple de la nena (penas de entre 8 y 25 años), pero el fiscal consideró que cabe aplicarle el mismo agravante que pesa sobre la madre de la víctima, el del vínculo, ya que el imputado sabía que la pequeña era hija de la acusada y en esos casos, por ley, corresponde atribuirle la nueva acusación.

El defensor oficial Carlos Reiloba apoyó, como abogado de la familia de la nena, la petición de la fiscalía. Pero Sefair se opuso por razones obvias: un homicidio agravado se castiga con perpetua. Por eso argumentó que no cabía ampliar la acusación, pues así se vulneraba su derecho de defensa. En todo caso, pidió la suspensión del debate para reacomodar su estrategia y fue esta petición la que aceptaron los jueces Raúl José Iglesias, Juan Carlos Caballero Vidal (h) y el subrogante Eduardo Gil.

Agüero y Romero llegaron libres al juicio, por el vencimiento de los 2 años de prisión preventiva sin tener sentencia.

Estuvieron presos en dos ocasiones: cuando se inició la investigación por el presunto homicidio de la nena (le descubrieron más de 30 lesiones, varias en órganos vitales) hasta que un juez entendió que no habían pruebas suficientes y los dejó libres.

Luego, un tribunal anuló ese fallo por pedido de fiscalía, mandó el caso a otro juez y se ordenó apresarlos otra vez, sin embargo no los encontraron y estuvieron 7 meses prófugos hasta los recapturaron. Pero volvieron a quedar libres porque se venció el plazo de prisión preventiva sin fallo y solo volverán a la cárcel en caso de ser condenados y que esa sentencia quede firme.