Son unas 10 familias que viven a ambos costados de la avenida Benavídez (en Chimbas y Santa Lucía), entre Oratorio y Angualasto. Y desde el 2016 hasta ahora vieron cómo su tranquilidad trocó a peligrosas cifras sobre robos: cada uno asegura haber sufrido por lo menos dos ataques.

Lo peligroso, explican, es que los delincuentes ya no se conforman con entrar cuando no están; varios de ellos sufrieron embates mientras se encontraban con sus familias dentro de la vivienda.

Algunos cuentan anécdotas llamativas, como el vecino que, en plena entrevista con el secretario de seguridad Gustavo Fariña, supo que habían entrado otra vez a robarle.

Ese mismo vecino sufrió un tercer robo el pasado sábado a las 23, cuando estaba en casa de unos amigos y por la alarma conectada a su celular supo que le robaban.

Evitó un saqueo mayor (le robaron una cámara de fotos y dinero), pero horas después, un ladrón volvió a su casa y otra vez debió llamar a la Policía. ‘Ya no sabemos qué hacer, esta era una zona tranquila, ahora no tenemos vida’, resumió.