El titular del Cuarto Juzgado de Instrucción, José Atenágoras Vega, procesó ayer con prisión preventiva a un empresario de 39 años, porque consideró probado que el 19 de noviembre del año pasado, entre las 10.31 y las 10.34, entró a la casa de una mujer en el barrio Chacabuco, en Capital, la golpeó y tajeó su cabeza con una pistola 9 mm. mientras le pedía la plata y amenazaba con abusar de ella y su familia. Y al final, mientras le apuntaba, la manoseó en sus partes íntimas diciéndole que "nunca iría preso y hacía lo que quería porque podía comprar a jueces, abogados y a todo el que quisiera", dijeron fuentes judiciales.

Para el juez Vega, esas maniobras configuraron los delitos de tentativa de robo agravado, lesiones leves, abuso sexual agravado por el uso de un arma y violación de domicilio. Y no le quedaron dudas de que el sospechoso de cometerlos es Armando Aranda, un empresario que, en sociedad, tiene una empresa de transportes, molinos, producen pasas y es proveedor del Estado, precisaron las fuentes.

Durante la investigación, Aranda negó de plano el hecho y dio una lista de actividades de lo que hizo aquella mañana. Sin embargo, el juez entendió que quienes corroboraron esos dichos, familiares y una amiga, lo hicieron para favorecerlo.

Y entendió que al empresario lo complican, entre otras pruebas, que la víctima, su hija (que en medio del ataque salió a pedir ayuda) y dos testigos más lo reconocieran como el atacante en rueda de personas, y porque tres de ellos anotaron la chapa de su auto y también la reconocieron cuando salió de la vivienda como si nada, dobló la chapa patente para que no la vieran y huyó a toda velocidad.

Ayer, la familia del sospechoso dijo que está todo armado, y lo más probable ahora es que a través de su abogado apelen el fallo para que lo revise un tribunal superior.