La primera señal de que algo no andaba bien la notó el veterinario que va una vez por mes por el rancho de ese viejo puestero riojano de 25 de Mayo, para atender sus animales. La mula del hombre estaba ensillada y andaba suelta al costado de la huella, a unos 800 metros del rancho. La otra cosa extraña era que el anciano, que no podía caminar mucho por un problema cardíaco, no se veía por ninguna parte y "Guardián", su perro, andaba dando vueltas alrededor de la precaria casa. Como el veterinario no halló a nadie en la vivienda, fue a avisarle a los demás puesteros. Desde ese día comenzaron a buscarlo, sin éxito hasta ayer, cuando una decena de policías y más de 20 vecinos llevaban recorridos unos 20 km. a la redonda desde el lugar del puesto, incluso con la ayuda del helicóptero provincial, precisó ayer el subcomisario Rogelio Benegas.
El dramático caso de Zacarías Azcurra, es el tercero de puesteros con problemas en el campo en los últimos nueve días: los otros dos terminaron con suerte dispar: uno murió en Valle Fértil, el otro sobrevivió de milagro cuatro días.
Para su hermano, Luciano Azcurra (81), lugareños y policías de la comisaría 32da., la desaparición de Zacarías Azcurra, un baqueano de 76 años, es un misterio.
Su rancho, en el puesto "El Refugio", a unos 50 km. al Suroeste de Las Casuarinas y a 7 km. por una huella al costado Sureste de ruta 20, en 25 de Mayo, estaba cerrado y con todas sus pertenencias, como los remedios para el corazón e incluso dos costosos aperos de plata. "No creo que le hayan hecho algo para querer robarle porque esos aperos son caros y su casa estaba intacta. Estamos haciendo lo imposible para encontrarlo con vida pero no descartamos nada", dijo ayer Benegas.
La última vez que vieron Azcurra, fue el lunes a las 10, cuando pasó en su mula arriando sus cabras y caballos hasta un bebedero ubicado en la zona de "La Aguada", a 4 km. de su casa, dijeron sus familiares. Hasta lo que pudieron reconstruir policías y lugareños, es que el anciano regresó y encerró a sus animales y estuvo en su casa hasta la llegada del viento Zonda. De ahí en más no se sabe nada, porque las ráfagas borraron los rastros del camino que pudo recorrer el baqueano.
Todo se supo el martes al mediodía, cuando llegó el veterinario a la zona. "Si estuviera muerto los pájaros carroñeros ya andarían dando vueltas pero ni eso", comentó un policía.
Desde ese día, el perro no se movió del rancho y ayer le habían atado una cadena con la esperanza de que saliera a buscar a su amo extraviado, para seguir el rastro.
"Ya son muchos días y lo único que espero es que aparezca. Lo hemos buscado por todos lados, inclusive en los hospitales pero nada. Siempre le aconsejé que se vaya de acá pero nunca me hizo caso", aseguró su hermano.

