’Me sorprende mucho lo que hizo mi primo. Creo que si no llegábamos o nos demorábamos un poco más, a mi tío lo mataban y todo porque querían que les entregara sus animales’. Daniela Castro ayer aún estaba shockeada luego del peligroso episodio que vivió junto a sus padres y su novio, un agente de Policía que estaba de franco, cuando fueron el sábado en la tarde a visitar a un tío al puesto de animales que tiene en Nikizanga, Caucete. Según la joven y la Policía, allí encontraron al hombre sentado en una silla, atado de pies a cabeza con un cordel, con un tiro en la rodilla izquierda y a sus dos sobrinos apuntándole con un rifle. Todo, para que el puestero les firmara un papel entregándole sus vacas, señalaron las fuentes.

Lo cierto es que ahí el uniformado se abalanzó sobre el joven armado y en el forcejeo, recibió un disparo en las piernas. Lejos de deponer su actitud, el agresor siguió encañonando a su familia, pero el padre de la chica logró quitarle el arma y lo redujo. Los heridos fueron trasladados al hospital y los dos hermanos, de apellido Rodríguez, lograron escapar, informaron fuentes policiales.

El hecho ocurrió en el puesto que habita Segundo Elizondo (56), unos 20 km al Oeste de la ruta 141, entre Vallecito y Bermejo. El sábado a las 20, Daniela, su novio Diego Gómez (trabaja en el Comando Urbano), y sus padres María Rosa y Ricardo Castro fueron a llevarle al puestero medicinas, mercadería y pasto para los animales. ‘A mi tío lo visitamos dos veces al mes y le llevamos lo que necesite. La semana pasada habíamos ido y ahí me crucé con mi primo, a quien no veía desde niña. Si mi mamá no me dice, ni me enteraba que era pariente mío’, dijo Daniela.

Apenas llegaron, Daniela notó que su tío no salió a recibirlos como habitualmente lo hacía y entró al rancho. En una de las piezas encontró a Segundo atado y herido, y a su primo apuntándole con un rifle calibre 22. A su lado había otro muchacho, que según denunció el puestero, era su otro sobrino, informó la Policía.

‘Mi primo me apuntó a mí y ahí Diego se puso delante mío, tratando de tranquilizarlo. Mi novio trató de quitarle el arma y lo balearon. Como sangraba mucho, lo arrastré hacia afuera y le pedí ayuda a mi papá. Mi primo salió y lo encañonó, pero mi papá le sacó el rifle y le ató las manos. El otro muchacho se fugó’, dijo Castro.

Luego de dejar maniatado al agresor en una cama, la familia llevó a los heridos al Hospital Rawson. Elizondo fue asistido y dado de alta a las horas. Gómez quedó internado en un sanatorio porque el plomo le atravesó el muslo izquierdo y se alojó en su pierna derecha, dijo su novia. Luego la Policía fue al puesto, pero el sospechoso se había fugado.