El bestial crimen mafioso de Ricardo Ariel González, inspector de la Policía Federal, encontrado muerto a tiros a bordo de su Peugeot Partner en Loma Hermosa ayer por la tarde, cambió las reglas del juego del hampa fuerte del conurbano. Junto al cuerpo acribillado del policía, que había sido destinado a la delegación Mercedes de la PFA, la Bonaerense encontró una nota mafiosa escrita en tinta roja que decía: “RENGO PACHECO 10 MILLONES POR MÍ, ACÁ TENÉS TUS 10 MILLONES, ATENTAMENTE, SAN MARTIN”.

“El Rengo” es Javier Alejandro Pacheco, uno de los narcos históricos de San Martín, regente de la villa 9 de Julio en el municipio. Fue allanado y detenido semanas atrás junto con todo su clan tras una investigación de la Policía Bonaerense, que ingresó a su mansión de Parque Leloir para encontrar su vida de lujo con pileta, jacuzzi, mesa de poker y un BMW dorado.

Su caída y la del resto de su clan, con su hijo y su ex mujer en la lista de detenidos, generó un movimiento sísmico en el negocio de la cocaína de la zona, con nuevos tiroteos y rivales que avanzaron en el territorio. Algunos aseguran que el crimen del policía es una respuesta de venganza tras una supuesta orden mafiosa de “El Rengo” para matar a un rival.

Otros en las fuerzas de seguridad acostumbrados a seguir a Pacheco dudan de la versión, en parte. Puede ser “un vuelto” interno de la Policía, con la nota como una pista falsa plantada para despistar el caso. “El Rengo” se vuelve un blanco fácil para que le cuelguen culpas tras su reciente caída. “Le van a achacar cualquier cosa al tipo”, analiza un veterano.

El crimen también puede significar algo peor: que los jugadores de la droga ya cruzaron todos los límites. Matar a un policía por “un vuelto” criminal, coinciden, “ya es demasiado”. Por lo pronto, hay pistas fuertes.

Gabriela Disnan, titular de la UFI N°5 de San Martín, encargada de investigar el crimen de González, no se ata a ninguna teoría. No descarta citar a declarar a Pacheco en el marco de la causa para pedirle explicaciones, pero hay datos más concretos para avanzar. Disnan espera dos pericias que serán esenciales.

La primera es la autopsia al cadáver de González, que presentaba varios impactos de bala y que se realizará en las próximas horas en la Morgue de San Martín, junto a los análisis de huellas dactilares al cartel encontrado. La segunda es la pericia al celular atribuido a González. Insólitamente, sus presuntos asesinos no se lo llevaron, así como su pistola reglamentaria Bersa, encontrada en la Peugeot Partner.

El teléfono será abierto en las próximas horas: Disnan espera que revele los últimos movimientos de la víctima y con quién dialogaba. También se le tomará declaración a sus compañeros policías en la delegación Mercedes, lo que completará el cuadro.

González era hijo de un policía ya retirado. El padre se presentó anoche en la escena del hallazgo del cuerpo. Allí, confirman fuentes del caso, aportó una inquietante versión que Disnan se apresta a investigar.

Allí, el padre aseguró que su hijo “trabajaba para un abogado”. Sin embargo, no dio el nombre del letrado. Quién es ese abogado, si es que existe, se vuelve otra pieza elemental que podrá determinar la hipótesis del caso y quién fue el pistolero que mató a González, con un mensaje mafioso en el asiento de pasajero.