La docente Alejandra Ríos terminó ayer de dar su versión como sospechosa de ser autora de la fractura de cráneo que casi provoca la muerte de su hija Camila (8) el pasado 25 de octubre en Santa Lucía. Y otra vez se declaró inocente en esa maniobra casi letal y cargó las tintas contra el otro imputado del caso, su expareja Pedro Oris, padre de su segunda hija de 5 meses.
Según fuentes judiciales, la mujer dio su versión entre lágrimas. Y los únicos actos de maltrato que admitió ante el juez Alberto Benito Ortiz (Primer Juzgado de Instrucción) fueron dos chirlos en la cola que le dio como ‘correctivos’ a su hija en agosto del año pasado, porque se resistía a acercarse a la mesa a comer.
También reconoció que la golpeó con un cinto en ese mismo mes, pero obligada por Oris, pues le atribuyó a él estar dándole cachetadas en la cabeza a su hija porque no hacía los deberes. Y cuando se interpuso para evitar que la castigara con un cinto, él le dijo ‘bueno pegale vos’ y la obligó a hacerlo, informó ayer el abogado defensor de la mujer, Leonardo Villalba.
A Ríos le atribuyen el grave delito de tentativa de homicidio y lesiones reiteradas agravadas por ser la madre, es decir la encargada de la guarda de la niña. Y a Oris le atribuyen los mismos delitos con una diferencia: la tentativa criminal agravada por femicidio (violencia de género). También le adjudican al hombre abuso sexual contra la docente y coacción agravada por uso de arma, pues Ríos dijo que la amenazó para que dijera que la niña había sufrido un accidente con un caballo.
Ahora, el juez Alberto Ortiz debe decidir sobre los pedidos de prueba de las defensas para desligar a sus clientes. Y resolver si los imputados deben no ser procesados y seguir privados de su libertad en la prisión.

