La mano izquierda sin las puntas de todos los dedos, ¿es de una mujer que aún está viva? Pero, ¿cómo hizo para arreglárselas sin ir a algún centro sanitario? ¿Acaso no fue por temor a correr la más terrible de las suertes? ¿Por eso es que no se anima a denunciar? ¿Será por ese mismo miedo que ningún familiar, amigo o vecino no le avisa a la policía? ¿O es que la mano es de alguien de otra provincia y fue arrojada en San Juan? Pero si fue así, ¿por qué no hay reclamos de un juez de otra jurisdicción? ¿Acaso el dueño de la mano está en una tumba que fue profanada? Entonces, ¿por qué no encontraron pistas de un hecho similar en ningún cementerio? ¿Es posible que la dueña de la mano haya sido asesinada y mutilada? Si fue así, ¿dónde está el resto del cadáver? ¿En San Juan, en otras provincias? ¿Por qué él o los homicidas dejaron esa mano en una finca de Médano de Oro, Rawson? ¿Buscaban dar un mensaje mafioso? ¿A quién? ¿El crimen es de un psicópata que sólo busca divertirse dándole un gran dolor de cabeza a la policía?

Para los investigadores policiales y judiciales encabezados por el juez Guillermo Adárvez (Tercer Juzgado de Instrucción), esos y todos los interrogantes tienen cabida en una investigación que no avanzó más allá de las especulaciones desde el momento mismo en que ocurrió: hace exactamente un mes. El 15 de enero pasado, en la mañana, Lorenzo Caules, se topó con el macabro descubrimiento entre los yuyos y un enjambre de moscas en el ingreso de su finca en la vieja calle 5 entre López y Planes y Ramón Franco, en Médano de Oro, Rawson.

Según fuentes judiciales, el examen del médico forense arrojó que la mano llevaba por lo menos 48 horas de cortada. Sí cortada, porque había sido seccionada con un elemento filoso en la muñeca y a la altura de las primeras falanges de cada dedo. El estudio, según las fuentes, también reveló que la extremidad pertenecía a una mujer de unos 40 o 50 años, y que bien pudo ser víctima de un homicidio.

Para los policías, lo único que quedó en claro fue la indisimulada intención del mutilador de impedir la identificación por huellas digitales al cortar las primeras falanges de cada dedo.

Lo demás fue una investigación que no arrojó nada, porque ningún hospital o centro sanitario reportó la atención de una "manca", porque las mujeres desaparecidas en San Juan fueron localizadas (según la policía), porque nunca apareció el resto del cadáver y porque tampoco hay reclamos de otras provincias por una persona asesinada y mutilada, viva o muerta, dijeron fuentes policiales.

Ante ese desolador panorama sin promesas de resolución, en la policía creen que la única forma de llegar a buen puerto es que alguien rompa el silencio y diga, aunque sea en forma anónima, cómo se arma semejante rompecabezas.