El último escondite. Tras haber estado adentro de la casa, el delincuente intentó ocultarse tras el tanque de agua. Luego, rodeado, desistió y se entregó.

Entrar en la casa propia y encontrar un delincuente en pleno escape en el comedor. Con esa escena se topó Claudia (46) ayer cuando atravesó la puerta de su casa en el barrio ATSA IV, entre calles Atam y Madariaga, en Rivadavia.

Todo ocurrió cerca de las 12 del mediodía, cuando el matrimonio compuesto por Juan y Claudia (46) que atendían su almacén, al lado de su casa, donde viven con su hija Mariana (23). Lo que no sabían es que a metros de allí se escondía un delincuente que habría llegado a ese barrio a través del hospital Marcial Quiroga, huyendo de la ley.

Cuando Claudia fue por un momento hasta su casa y atravesó la puerta, se encontró con el hombre parado en el medio del comedor y el terror se adueñó de ella. "Mi hija estaba cambiándose en la pieza para irse a jugar hockey. Cuando vi al tipo, grité "¡Mariana!" y salí aterrada", contó preocupada la mujer. 

En menos de dos minutos, más de 20 policías habían rodeado el lugar. El delincuente, sin más escapatoria, decidió subirse al techo y ocultarse detrás del tanque de agua. Al verse rodeado, amenazó con quitarse la vida electrocutándose con los cables de un aire acondicionado, pero ni estas amenazas hicieron retroceder a los agentes, que a través de una escalera que les prestó Juan ya estaban subiendo al techo.

Finalmente, decidió entregarse. "Fue de película, jamás nos paso algo así. Podría haber sido peor si yo no salía o si descubría que mi hija estaba adentro. Todavía tenemos miedo", cerró Claudia. Desde la Comisaría 13era se negaron a brindar información.