Dos hermanas y una pareja se convirtieron en los últimos días en víctimas de violentos y extraños ataques en sus casas en la zona de Punta del Monte, Angaco. Violentos, porque recibieron piñas, patadas y palazos. Y extraños, porque en ningún caso mencionaron por qué los atacaban y tampoco intentaron robarles nada.

En la Policía sospechan que las golpizas serían cometidas por la misma banda y que se trataría de vándalos que atacan al voleo, indicaron fuentes policiales.

El primero de los hechos lo sufrieron las hermanas Rita (65) y Francisca Soto (68) el viernes pasado en su casa de calle Punta del Monte, 400 m al Oeste de Olivera. Rita comentó que eran como las 22 cuando salió de la vivienda para ir al baño. ‘Apenas entré al baño, escuché unos pasos, me di vuelta y vi a un tipo encapuchado que tenía un palo de escoba en la mano’, dijo Rita.

En ese momento, el sujeto tiró el palo, se abalanzó sobre la mujer y comenzó a darle trompadas. Soto trató de defenderse, pero cayó de espaldas sobre la bañadera y se golpeó la nuca. Ahí fue cuando Francisca escuchó los gritos de su hermana y salió a ver qué pasaba, pero en el camino otro sujeto se le apareció y le dio varias piñas. ‘Me tiró al piso y me agarró del cuello. Me decía que no gritara, que sólo buscaban comida. Ahí empezaron a ladrar los perros y huyeron sin robarnos nada’, dijo Francisca. Y agregó: ‘hace unos días nos robaron unas cosas del galpón, pero no creo que sean los mismos. Tenemos mucho miedo’.

El segundo ataque lo sufrieron Margarita Chávez (59) y su pareja Ermindo Quiroga (45) el martes a las 21.30 en su rancho de prolongación Belgrano, 1 km al Norte de Punta del Monte. La mujer explicó que ’estábamos viendo tele y se cortó la luz. Salí a ver a los animales en los corrales y vi que en la calle y otros lugares había energía. Eso me dio mala espina y con mi pareja nos acercamos a la caja de la luz. La llave la habían bajado y cuando fuimos a dar una vuelta, nos sorprendieron por detrás’. Al hombre le pegaron un palazo en la cabeza, mientras que a su pareja la tiraron al piso y le dieron patadas en las costillas y la espalda. ‘Nos pegaron y se fueron. Hace 24 años que vivo acá y nunca me pasó algo así. Es muy extraño’, dijo Chávez.