En las últimas horas, familiares del andinista alemán desaparecido en el cerro El Mercedario en diciembre del 2002, manifestaron su enojo por las demoras en el contejo de ADN de la familia y el cráneo hallado en Ullum. Fue a través de un comunicado, en el que marcaron las similitudes entre las características de los restos y el deportista y se preguntaron: "¿Por qué no hay todavía ninguna respuesta al respecto?".

El 29 de septiembre del año pasado que llegó el material genético a San Juan para la realización del cotejo con el cráneo, que había sido encontrado en el perilago del dique de Ullum el 16 de abril; en el marco de la investigación a cargo del fiscal coordinador de la UFI de Delitos Especiales, Adrián Riveros.

La decisión de determinar si se trata de restos del andinista, llegó después de que arrojaran resultados negativos los estudios para determinar si pertenecía al ingeniero Raúl Tellechea (desaparecido el 28 de septiembre de 2004) y a Adolfo ‘Gogo’ Ruiz, un caucetero del que nada se sabe desde la noche del 24 de septiembre de 2010.

Desde el momento en que la familia envió el material para la realización de los análisis hasta ahora, pasaron más de 7 meses, pero aún no hay novedades, aseguran.

En ese contexto, en el comunicado enviado a este Diario, resaltaron: "Se informó de que el cráneo no sólo tenía un orificio de bala en la zona occipital. El laboratorio forense también encontró lesiones en el tabique nasal, en la frente y en otros sectores que se habían producido antes la muerte de la persona. Andi Colli tenía todas estas lesiones".

Para demostrarlo, enviaron una foto en las que, aseguraron, "se ve muy bien una cicatriz larga en la frente de la cabeza. Sufrió esta profunda herida, que se extendía hasta el hueso del cráneo, en un grave accidente con su bicicleta de montaña en 1996 y tuvo que ser tratado en el hospital. Andi Colli era un atleta extremo que sufrió repetidamente lesiones durante sus actividades en el mundo entero. Entre ellas, sufrió varias fracturas del hueso nasal y lesiones en el tabique nasal. Por tanto, la probabilidad de que el cráneo sea el de Andi Colli es muy alta, aunque su edad no coincida con la edad estimada de la persona".

En este sentido, es importante tener en cuenta que, según el estudio realizado por peritos, el cráneo que tiene un agujero de bala perteneció a un hombre de entre 40 y 64 años, edad que surgió de promediar dos extremos posibles en la antigüedad, 23 y 76 años.  

Al mismo tiempo, indican: "Pensamos que cuando los huesos están expuestos a la intemperie durante tantos años, pueden producirse cambios que no se corresponden con el tiempo habitual de meteorización".

Y agregan: "Resulta aún más sorprendente que tras las rápidas investigaciones genéticas sobre las dos primeras posibles víctimas, Tellechea y Ruiz, nada haya avanzado desde hace meses. ¿Por qué?".

Cabe recordar que, Colli tenía 37 años, más de un pico montañoso con grados de dificultad extremos a sus espaldas, y mucha experiencia en elevaciones complicadas y misiones de supervivencia. El 14 de diciembre de 2002 inició el ascenso a El Mercedario (6.770 metros); se suponía que debía bajar el 21 del mismo mes, pero nunca más se lo vio.

Su familia siempre creyó que no fue una inclemencia climática lo que terminó con su vida, sino que desapareció por una maniobra criminal. Y entre los posibles sospechosos incluían a los gendarmes apostados en los últimos puestos antes de El Mercedario, porque se suponía que con ellos Colli tuvo sus últimos contactos. Pero en la investigación esa pista nunca cuajó en una sospechosa concreta. Hasta ahora, sigue sin haber certezas sobre qué pasó con el alemán.