El oficial inspector de Policía ya había escuchado que además de las violaciones contra su hijastra (hoy de 18 años), la fiscal Marcela Torres considera que debe ser juzgado por un abuso sexual gravemente ultrajante. Y que la madre de la niña debe ser considerada cómplice en esos delitos y no sólo una encubridora. Cuando el juez Martín Heredia Zaldo (Sala I, Cámara Penal) suspendió la audiencia para que los defensores Gustavo de la Fuente e Ivana Salas preparen su defensa ante la ampliación de la acusación, ocurrió el momento más dramático. Al salir de la sala de debate, la jovencita se cruzó con su mamá y entró en una crisis convulsiva y fue necesaria la intervención de los paramédicos para asistirla.

Ocurrió ayer en la mañana, en el inicio del juicio a ese policía y a su esposa, madre de la víctima, por los graves delitos sexuales cometidos contra menor, según la acusación.

La pareja inició la convivencia en 2008. Y cuando la chica tuvo 13 años comenzó a sufrir los embates de su padrastro: manoseos furtivos que derivaron en lo más grave cuando tuvo 14 años. Fue una madrugada, cuando la chica volvía de un cumpleaños de 15 y su padrastro le abrió la puerta. Entonces le dijo que tenía que contarle algo que le había pasado a su mamá, pero la llevó a una habitación y la sometió a la fuerza, consta en el expediente.

La chica le contó a su mamá, como otras veces y, como otras veces, fue tratada de mentirosa. Después fue violada una vez más, en 2017, pero cuando la chica comenzó un noviazgo con un joven le contó todo. Incluso le mostró los mensajes que le mandaba el policía mostrándole sus genitales y pidiéndole a ella enviarle fotos de igual calibre, dijeron las fuentes.

Que el joven decidiera hacer capturas de pantalla fue clave para la investigación, porque cuando los problemas de convivencia recrudecieron en la casa, la madre de la chica le rompió el celular para que así no quedaran evidencias. Amenazas y golpes fueron parte de las maniobras atribuidas a la madre cuando la chica fue a denunciar por primera vez, en 2018. Esa vez se retractó, pero cuando dejó de convivir con su padrastro y su madre, volvió a denunciar y la situación de la pareja se complicó.