Llegaron, se estacionaron con el motor en marcha como un conocido más del vecindario. Y cuando creyeron que quienes los veían y escuchaban el vehículo, bajaron la guardia, dos de ellos se metieron como si nada en la casa donde ya descansaban Oscar Escudero (49 años, albañil) con su mujer, su madre y su hermano, para encarar una nueva jornada laboral. En un abrir y cerrar de ojos, los delincuentes se metieron por un pasillo hasta el cuarto del fondo sabiendo que una vieja perrita no los molestaría, le arrancaron el lavarropas a Escudero y huyeron.
El audaz golpe ocurrió minutos antes de la 1 de ayer en el 3230 Este de la calle Albarracín de Godoy, en la Villa Richet, en Santa Lucía. Y fue justamente el descaro en el modo de atacar, lo que les jugaría en contra.
El propio Escudero se levantó cuando su mamá le dijo que escuchaba salir el agua del lavarropas. Y cuando salió, alcanzó a ver y a gritar a los ladrones, que aceleraban en un Dodge 1500 color verde claro.
Un llamado al 911 con la descripción del vehículo, alertó pronto a quienes patrullaban en la calle, y minutos después un móvil del Comando Radioeléctrico integrado por el oficial José Luis Rojas y el cabo Gustavo Soloa, se topaba de contra con el auto en Benavides, entre Tucumán y Rawson, Chimbas.
Allí se inició una persecución, que terminó en las calles Lisandro Sánchez y General Acha del barrio Costa Canal II, Capital, con el escape de los ladrones y el abandono del auto con el particular botín.
El auto es ahora una prueba clave para los pesquisas de la Seccional 29na dirigida por el comisario Diego Rocha. Ayer se supo que el último dueño del Dodge 1500 fue un tal Lucas Fernández de Capital Federal, y que el auto tenía violentadas algunas cerraduras aunque no registraba pedido de secuestro. Además, nadie lo reclamó ni lo denunció como robado, dijeron en la Policía.
‘Estoy convencido de fueron los que hacen las cloacas, porque me robaron a mí y el miércoles pasado a otro vecino comerciante, justo los que les dejamos guardar las herramientas en nuestras casas. Ahí aprovecharon para ver todo, por eso se metieron acá como pancho por su casa’, dijo ayer Oscar Escudero, molesto.