Claudio Gil (41) volvió ayer a tribunales para enfrentar otra investigación por homicidio: la que lo tiene como principal y único sospechoso de haber ultimado de tres cuchillazos a Jorge Luis Espínola (85) entre la noche del 6 y la madrugada del 7 de marzo pasados, en un departamento que la víctima alquilaba en el barrio Camus, Rivadavia. En el Primer Juzgado de Instrucción dirigido por el juez Alberto Benito Ortiz, no se descartaba que Gil explicara en qué circunstancias, por qué conocía al anciano y si participó o no en ese homicidio, pero ayer se abstuvo de declarar por consejo de su defensora oficial Mónica Sefair, dijeron fuentes judiciales.

Gil tampoco había dado su versión sobre su presunta vinculación en el crimen del chef Carlos Echegaray (47), acuchillado entre el 6 y 7 de enero pasado en la casa del fallecido en Estados Unidos 326 Sur, Capital.

La relación de Gil con ambos crímenes había surgido por una escucha en su teléfono, luego del asesinato del chef. Entonces llamó la atención a los pesquisas dirigidos por el juez de Instrucción Maximiliano Blejman, los numerosos contactos entre un teléfono desconocido con el de la víctima. Esa intervención telefónica reveló contactos entre ese mismo sujeto y el teléfono del anciano. Y así se supo que el dueño de esa línea era Gil. Cuando quedó preso su situación se complicó, pues tenía el celular de Espínola y le había vendido a un consuegro el teléfono del chef. Esas, entre otras pruebas, lo tienen en jaque.

Gil también es investigado por el crimen del enfermero Omar Alfredo Olivares (47) entre el 13 y el 14 de octubre de 2009, en el barrio Frondizi, Capital. Y el posible abandono de su madre, también fallecida.