Alexandra Zárate muestra la herida que le hicieron y su madre, Natalia de los Ángeles Riveros, enseña las piedras que les arrojaron. Tuvieron que mudarse.

Un enfrentamiento entre dos familias de un asentamiento de La Bebida, Rivadavia, terminó con varios lesionados, dos de ellos heridos de bala. El episodio más violento ocurrió cerca de las 21 del domingo, pero los problemas comenzaron en la siesta del último jueves. "Era el cumpleaños de 2 añitos de mi nieto y le regalamos una pelota. Estaba jugando afuera cuando un niño de la pandilla de Los Diablos se la robó", afirmó Natalia de los Ángeles Riveros (43). El drama se desató cuando fue "a ponerle las quejas" a la madre. Es que, según su versión, además de que la "sacó zumbando", mandó a toda su familia a atacar a la suya. Riveros dijo que desde ese día le estuvieron apedreando su rancho del Asentamiento Evita (situado muy cerca del suyo), pero que lo peor llegó el domingo por la noche, cuando se encontraba con dos hijas y cuatro nietos. "Estábamos cenando con la puerta abierta cuando escuchamos unos disparos y vimos que venían unos niños corriendo. En eso que cerré la puerta se nos vinieron, cortaron la luz y se nos metieron adentro, en patota. Nos fuimos a refugiar a una pieza y allá se fueron a tirarnos piedras. Eran como 30 y tenían palos y revólveres, dispararon adentro habiendo niños. Rompieron todo, televisores, el aire, aparatos", aseguró Alexandra Zárate (25), una de las hijas de Riveros, quien fue trasladada al Hospital Rawson con una herida cortante en la cabeza. Sus hijos de 6 y 2 años también fueron heridos a pedradas, dijo. Los baleados forman parte de la otra familia: Marcelo Guzmán (34), que recibió un disparo en el muslo derecho; y Georgina Tejada (29), herida en el pie derecho. Ambos estaban fuera de peligro. "Fue otra gente con la que ellos tienen problemas, nosotros nada que ver", sostuvo Riveros. Sin embargo, en la Policía investigan si el atacante tiene algún vínculo con los Riveros. Lo concreto es que ayer, por orden judicial, la familia Riveros se fue del rancho. "Nos vamos porque nos quisieron matar los niños y nos van a quemar la casa. Ellos son los que mandan en el barrio, hacen lo que quieren. Esta gente no está apta para estar con la sociedad, son muy peligrosos", cerró la mujer.