El desconsuelo, la rabia, el llanto contenido, la voz quebrada y la mirada desencajada, pintaban de cuerpo entero a Horacio Ezequiel Porres, padre del municipal sanjuanino asesinado en la localidad de San Martín, en provincia de Buenos Aires. El caso es por demás polémico porque el principal sospechoso es hijo de un conocido narco.

 

 El hombre salió del velorio de su hijo y enfrentó a los medios, junto a María Laura, una de sus hijas. “Estoy envenenado, yo estoy totalmente envenenado porque mi hijo era adiestrado (se había puesto en tela de jucio), sabía más que cualquier policía, todo lo que están deciendo es mentira. Hizo el curso de Cruz Roja, fue soldado voluntario y por una enfermedad en el corazón lo echaron del Ejército”, explicó el padre de Jesús, asesinado esta madrugada.

 

Pero fue más allá y disparó con todo contra el principal acusado, “démelo diez minutos y va a ver como le lleno la cara de dedos; a hierro mata a hierro muere, qué tengo que perder. Acá tiene que existir la pena de muerte”.

 

Jesús Porres era el chofer del móvil de la Policía Comunal. “Él iba con un sólo policía, Jesús manejaba. En vez de mandar tres hombres, mandaban un chofer y un policía. Lo mandaban a operativos delicados. No sé si tenía chaleco antibalas”, agregó Porres.

 

Por último, emocionado, se refirió al aspecto humano: “Jesús era lo mejor, no porque esté muerto. Era lo mejor como agente, como ciudadano, como todo. Del Municipio se acercaron a decir ‘ahí está, muerto'”.