Lucas Chacón (23) y Carolina Ogalde (21) hace apenas un mes habían cumplido uno de los grandes objetivos de sus vidas: independizarse, irse de la casa de los padres de ella, alquilar una y equiparla. La intención era tener sus cosas, estar más cómodos y poder brindarle una mejor calidad de vida a su hijita de 2 años.

Fue un gran paso que con mucho esfuerzo pudieron lograr pero que hoy en apenas minutos perdieron por completo, a causa de un dañino incendio que destruyó sus ilusiones y todo lo que había en la propiedad.

El drama se desató minutos antes de este mediodía, en esa pequeña casa, la número 5 de la manzana B del Barrio 11 de Junio, en Santa Lucía. A esa hora Lucas se encontraba en su trabajo como tornero en un taller metalúrgico y Carolina en el suyo como empleada de limpieza en el edificio del CISEM.

Lucas Chacón explicó que el fuego comenzó en el único dormitorio de la casa pero que se extendió hasta la cocina-comedor.

Ambos llegaron un rato después, cada uno por su lado pero vapuleados por el mismo drama. El único consuelo que tenían es que a su hija no le pasó nada, al igual que a la hermana de Lucas que era quien la estaba cuidando cuando empezó la desdicha.

"Estaba en la pieza cambiando a la nena cuando empezó a salir humo del tele. Me pareció raro porque estaba apagado. Yo por las dudas la cambié y salí corriendo a avisar, no sabía lo que podía llegar a pasar", explicó Ana, de 14 años, mientras limpiaba con una esponja los azulejos tiznados de la cocina.

Quizás si la adolescente no hubiese tenido esa rápida reacción el final hubiese terminado mucho peor, pues cuando salía apresurada de la casa escuchó una explosión y de inmediato comenzaron las llamas.

En la familia creen que los chispazos del estallido en el televisor tomaron contacto con el mueble con ropa en el que estaba afirmado. Y una vez que tomó eso todo se descontroló, pues el fuego siguió a las camas y también alcanzó el techo de machimbre, extendiéndose hasta el baño, la cocina-comedor y un pequeño patio cerrado situado en el fondo de la propiedad.

Primero los vecinos y luego los bomberos hicieron todo lo posible para frenar el incendio, pero para cuando lo consiguieron el daño ya estaba hecho.

La familia perdió prácticamente todo: dos camas (una matrimonial y otra de una plaza), una cuna, dos roperos, una estufa, puertas, ventanas, mesas de luz, un lavarropa, un secarropa, juego de mesa y sillas, una heladera, un termotanque y otras cosas menores.

"Vivíamos en Rawson en la casa de la madre de mi novia y hace un mes nos vinimos acá, a nuestra primera casa. La alquilamos pero la equipamos completa. ¿Cómo estoy? Qué te parece... el sacrificio que uno hace todos los días, salir a laburar para tener tus cosas... y venir acá y encontrarte con esto... te da por las b...", alcanzó a decir Lucas, con un nudo en la garganta, mientras miraba con dolor las paredes, todas teñidas de negro.

Un amigo del joven y sus hermanos fueron cerca de las 14 a ayudarlo a sacar escombros, a limpiar y principalmente a darle apoyo, necesario para poder sobrellevar la difícil situación. Y Lucas, dentro de todo, levantó cabeza: "No se ha salvado nada, de esto me va a costar recuperarme, pero no es que me voy a pegar un tiro. Quiero tranquilizarme un poco, ordenar mi cabeza y ver cómo le doy solución a esto".