Enrique Alcaraz, 25 años, cartonero devenido en empleado de una carnicería. Un sujeto con antecedentes desde que era menor, con varias fugas de hogar (incluida la Fundación Felices Los Niños). Alguien fanático del animé, a quien su propia madre había denunciado por abusar de un hermanastro. Un individuo que desde ayer sumó a ese complicado listado, el de ser el principal y único sospechoso de haber matado a cuchillazos, el lunes pasado en la ciudad bonaerense de El Palomar, a Sabrina Martín (24) y a su pequeño Ian (3), para quitarle a la joven madre su hija mayor, Mía (6). El joven tenía una obsesión muy especial con la pequeña desde que la madre de la niña le había permitido quedarse algunas veces en su casa. “Creía que era su hija”, relató una vecina.
La teoría de que mató para sustraer a la nena quedó instalada con fuerza ayer, cuando un empleado de la terminal de Junín, Buenos Aires, reconoció a la nena en brazos del sospechoso y avisó a la Policía. Alcaraz quedó preso justo antes de abordar un colectivo rumbo a Santiago del Estero.
Enseguida la nena fue revisada y se estableció que no había sido abusada sexualmente. Y Alcaraz pasó derecho a una cárcel de Morón, donde aguardará hasta ser indagado, probablemente hoy.
“Es una alegría en medio de tanto dolor”, declaró ayer a Télam Noelia Martín, en alusión al hallazgo con vida de su pequeña sobrina.
Un punto clave de la investigación será el examen mental del sospechoso, pues ayer los investigadores no descartaban que sufra alguna alteración en su juicio. Si se establece que no está del todo en sus cabales podría ser declarado inimputable y por lo tanto no recibirá un castigo penal, aunque por su peligrosidad debería ser internado en un psiquiátrico.
Si no es así y se determina que comprendió todo lo que le atribuyen, puede ser investigado y hasta recibir una durísima condena por el terrible doble crimen.

