Semienterrada, boca abajo. Sin calzado, con ropa interior, una calza, una remera y una campera liviana. Sin su mano derecha y sin partes del tejido blando en algunas partes de su cuerpo, arrancadas tal vez por acción de animales (alimañas, perros). Y, lo más indicativo de un crimen, dos agujeros de bala: uno en el costado izquierdo de la cabeza y otro más en el pecho, signo inequívoco de que esa mujer de alrededor de 1,65 de estatura, tez blanca o trigueña, cabello castaño oscuro, fue asesinada. El cuadro de situación se completaba con otras hipótesis: como el tiempo estimado de muerte (más de un mes) y una estimación de la edad, entre 30 y 40 años. Todo indica que, luego de ser asesinada, fue enterrada y la improvisada fosa donde fue a parar cubierta con ramas, dijeron ayer fuentes policiales.

El dato curioso del caso es que el sujeto que dio con el cadáver y avisó a la Policía es un exconvicto de apellido Cornejo, anoche demorado por su llamativa versión: dijo que llegó al lugar a buscar algunas cosas que se le habían caído a su novia días atrás cuando llegaron al lugar a tener intimidad.

Lo concreto: la Policía conoció sobre la existencia del cuerpo cerca de las 13 de ayer. Estaba en zanjón del costado sur de Calle 11 o ruta 215, zona deshabitada y de campos sin cultivar, al Oeste de Costa Canal, en Médano de Oro, departamento Rawson.

El caso en principio fue dirigido por el juez en lo Correccional Matías Parrón, pero cuando el médico legista le confirmó en el lugar a ese magistrado y a los pesquisas que la víctima mostraba evidentes signos de un homicidio, la causa pasó a ser investigada por el juez de Instrucción Guillermo Adárvez. Será este último magistrado quien decida qué hacer con Cornejo: el primer paso será cotejar su versión con la de su novia.

El esclarecimiento del hecho dependerá ahora de los resultados de varias líneas de investigación encaradas ayer. Anoche el forense confirmó que murió de por lo menos dos disparos y que el arma usada fue un calibre 22 largo, indicaron. Faltaba conocer la edad aproximada, el tiempo que llevaba de fallecida hasta ser encontrada y si la mataron o no en el lugar donde la hallaron.

También es clave saber quién fue esa mujer para reconstruir su círculo íntimo de relaciones y dirigir la investigación hacia él o los homicidas. Por eso ya se inició el chequeo de información en las comisarías para conocer las denuncias sobre extravíos de mujeres con características similares a las de la víctima en los últimos meses.

Si de ese cotejo no se consigue revelar la identidad de la mujer, se intentaría saber quién es a través de una pericia con sus huellas dactilares.