Por primera vez prosperó en la Justicia la denuncia que pone a Hugo Naranjo (y otros) como presunto autor de un fraudulento y millonario perjuicio (se habla de unos 5 millones de dólares) contra la firma para la que trabajaba, “Escobar SACIFI”, y que se materializó en la compraventa del emprendimiento productivo “Campo Fértil”, originalmente destinado a la cría y explotación de cerdos en el departamento 9 de Julio. La sospecha se hizo oficial en los últimos días, cuando la juez de Instrucción, María Inés Rosselot, citó para el 28 de marzo próximo a Naranjo para indagarlo por estafa, dijeron fuentes judiciales.

Naranjo es el empresario que sobrevivió de milagro a un ataque brutal en sus céntricas oficinas la noche del 27 de mayo de 2006.

Aquella vez le dieron cuatro tiros en la nuca, otro más de frente y, cuando ya lo creían muerto, le prendieron fuego con oficinas y todo.

Por ese atentado, el mismo Naranjo apuntó entonces como instigador al presidente de “Escobar”, Eduardo Fornasari y como autor de los disparos a un empleado de seguridad de esa empresa, el ex comisario Alejandro Pereyra. Sin embargo la suerte de ambos en el caso fue dispar: Fornasari fue desligado por completo con un sobreseimiento luego de pasar 401 días preso. Pereyra fue condenado a 17 años de cárcel en agosto de 2009 (hoy cumple prisión domiciliaria).

La denuncia contra Naranjo por fraude la realizó Fornasari (hoy patrocinado por Fernando Castro) mucho después del brutal atentado. Fue en febrero de 2009, cuando supo de la existencia de una escritura en la que Naranjo aparecía como vendedor y comprador de las 71,5 hectáreas donde “Escobar” realizó inversiones por unos de 2,2 millones de dólares con la explotación de cerdos a través de su empresa “Campo Fértil”, y donde pensaba diferir impuestos por más de 5 millones de dólares.

Sin embargo la crisis económica y financiera de 2001 provocó el derrumbe de ese emprendimiento. Y al final el grupo resolvió que lo mejor era vender. Fue ahí que -según la denuncia- entró a tallar la figura de Naranjo, a quien se designó apoderado de “Escobar” y como la persona encargada de controlar que el comprador (Grupo Agropecuario, representado por Gabriel Castro) cumpliera con sus compromisos (pagar el dinero de la venta, asumir todas las deudas, sustituir las garantías ofrecidas en los préstamos bancarios, entre otros) antes de asumir el control absoluto y empezar a disponer de los bienes.

Pero los denunciantes aseguran que no fue así. Y que de manera sospechosa Naranjo pasó también a ser apoderado del comprador (“Grupo Agropecuario”) y luego autorizado por esa firma a poder disponer de los bienes.

Según el expediente, fue por ese poder que Naranjo apareció autovendiéndose la propiedad de 9 Julio (y todo el negocio aparejado) el 28 de marzo de 2006, en la “irrisoria” suma de 205.000 pesos.

Días atrás jueces de la Sala II de la Cámara Penal rechazaron un pedido de Naranjo para sobreseerlo por la prescripción del caso, y ordenaron llamarlo de manera urgente para ser indagado por el delito de estafa.