Mendoza, 9 de diciembre.-El fiscal de menores Gustavo Farmache decidió este viernes que el chico de 13 años, quien reconoció haber apuñalado a Ezequiel (11) en defensa propia el jueves en la noche, quedara a cargo del Órgano de Protección de Derechos, que depende de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (DINAF)

“El Órgano de Protección de Derechos se encarga de tomar las medidas necesarias para los chicos inimputables. Según la gravedad del hecho es la gravedad de la sanción”, explicó Farmache y agregó que allí también “se analiza su entorno, su psiquis y de allí se decide la medida correspondiente”.

El fiscal dijo que le tomó declaraciones al menor durante la mañana, pero se negó a revelar algún tipo de detalle o el estado en el que estaba el chico en el momento de relatar lo vivido.

Mientras tanto, no se descarta ninguna de las tres hipótesis: que Ezequiel mató a sus abuelos y a su madre sólo y que el chico de 13 años se defendió y lo apuñaló, otra es que ambos cometieron el crimen pero al final tuvieron una pelea por lo que el mayor mató a Ezequiel y la tercera es que el cuádruple homicidio lo haya cometido el único sobreviviente.

La masacre ocurrió alrededor de las 21.30 del jueves en una casa del barrio 8 de Mayo, de Las Heras. El único sobreviviente era un chico de 13 años que vive enfrente de la familia Miguel.

Fuentes de la investigación explicaron que en un primer momento el chico dijo que había entrado a la casa un hombre alto, con la capucha del buzo puesta, un colmillo salido y con una cicatriz en la cara.

En tanto, Ezequiel y su abuela, Sara, eran trasladados al Hospital Lagomaggiore porque aún tenían signos vitales, aunque el chico llegó muerto y la anciana murió a los minutos de haber ingresado luego de varios minutos de resucitación.

Los investigadores rastrillaron toda la zona hasta que en una casa a una cuadra del lugar del crimen detuvieron a un sujeto con características similares.

El sobreviviente fue llevado hasta el Hospital Notti donde le pusieron puntos en una profunda herida cortante que tenía en una de sus manos, como consecuencia del ataque.

Hasta el momento se sabía que él había escapado por el techo luego que el supuesto agresor había escapado del lugar, mientras que los pesquisas sólo encontraron en el lugar las huellas del menor pero de nadie más.

El chico se había ido a su casa (enfrente) donde la abuela lo contuvo, le sacó la ropa ensangrentada y la metió en el lavarropas.

Finalmente la fiscal especial Claudia Ríos Ortiz le tomó declaración en un ambiente propicio, y el chico reconoció que la versión sobre el encapuchado era mentira.

Lo que habría ocurrido, según el menor fue que él había llevado un pen drive a la casa de Ezequiel que tenía una mancha de esmalte. Para sacársela, el menor de ellos buscó un cuchillo para sacarle la pintura y regresó a la habitación.

Al parecer tuvo un entredicho con su madre quien finalmente lo retó por no tener la remera puesta, lo que habría despertado la ira de Ezequiel, quien en un primer momento hirió en la mano a su amigo, luego apuñaló a su madre, después a su abuela y abuelo.

Ante la violencia a la que estaba expuesto el único sobreviviente, aseguró que lo apuñaló sólo una vez para defenderse y que Ezequiel siguió hiriéndose a si mismo, aunque según algunos resultados de las pericias confirmaron que tenía más de cuatro puntazos en la espalda que no podría haberse hecho a sí mismo.

En la casa de la masacre se secuestraron dos cuchillos de cocina llenos de sangre a los que se les sacará las huellas dactilares.

Hasta este punto de la investigación se mantienen las tres hipótesis hasta que el fiscal de menores tenga más pruebas para confrontarlas con la declaración del chico y otros testigos.

Por otra parte el padrino de Ezequiel y su esposa señalaron que el chico sufría esquizofrenia desde hacía algunos años y que tenía actitudes violentas. Según ellos en una oportunidad había golpeado a los abuelos. En otro hecho ocurrido en mayo había amenazado de muerte a su madre Mónica con un cuchillo y los abuelos temían que la matara mientras la mujer dormía.

Además hacía unos 20 días que el chico había dejado de ir al colegio Islas Malvinas luego de un conflicto de violencia con otros dos alumnos del establecimiento, a pesar que estaba medicado y con tratamiento psiquiátrico.