Ocho armas de guerra calibres 9mm y 11.25mm, fueron sustraídas de los despachos de tres instructores del Primer Juzgado de Instrucción en el edificio de Tribunales. Según fuentes judiciales, en esas oficinas las armas estaban sin ninguna seguridad, algunas a la vista de quien entraba, y todo indica que quien las hurtó (no se ejerció violencia) entró por la ventana de vidrio de atención al público, que desde hace tiempo tenía rota la traba interna de seguridad.
Por el caso existe un sumario administrativo interno y una denuncia penal en la Fiscalía de Instrucción dirigida por Fabrizio Médici, quien ya pidió cotejar el libro de guardia policial de los días en que supuestamente ocurrió el hurto (el fin de semana del 27 al 29 de septiembre), la declaración testimonial de todos los empleados del Juzgado y la recolección de huellas dactilares, precisaron.
Las armas estaban inventariadas para saber cuáles debían ser destruidas a través del plan nacional de desarme. Se supone que todas estaban ligadas a procesos en trámite o a punto de ser elevadas a juicio. Cinco fueron sustraídas del despacho de un instructor (allí había una suerte de arsenal, se habla de un centenar de armas), otra en la de un compañero y dos más en otra oficina, estas últimas eran las pistolas 9mm. de los dos policías procesados por exigir plata ilegalmente a un empleado, días atrás excarcelados por un fallo de la Corte de Justicia.
Una versión no confirmada indicaba ayer que días antes del hurto, un viernes, el mismo juez Alberto Benito Ortiz notó la ventana corrediza de atención al público corrida y ‘arremangando unos papeles’ en el mostrador. Ahí habría pedido seguridad pero justo en la demora del arreglo, ocurrió el hurto, precisaron voceros del caso.
Ahora, todas las armas están en el despacho del magistrado, con llave.
No es la primera vez que ocurre: cinco años atrás, del mismo Juzgado, habían hurtado $8.000 dólares y $4.000.

