La fuga de gas de una garrafa que se acumuló y estalló en llamas segundos después de que la dueña de casa encendiera la cocina para calentar agua, no provocó ayer una tragedia de milagro. Ana María Segovia (60 años) prendió el fuego en la cocina situada en el fondo de la vivienda y alcanzó a caminar hacia los ambientes de adelante, cuando estalló el dañino incendio que destruyó todo.

La mujer pretendía llegar hasta donde estaba la hija que vive con ella, María Belén Fernández (29 años, empleada de comercio) con otra hija suya, Natalia, que había llegado de visita con su marido y sus dos hijos, cuando se produjo un estallido seguido de un incendio devastador, que consumió todo en la cocina, en otras cuatro habitaciones, en el baño y el comedor.

"Alcancé a sacarla a mi mamá y después fuimos a echar agua pero ya había agarrado casi la mitad de la cocina… no me dio tiempo a sacar la cartera con los papeles del trabajo, tampoco pude sacar al perro… Dios mío, hemos quedado sin nada’, decía ayer entre lágrimas María Belén, rodeada de vecinos que intentaban acercar algún consuelo a su mamá, que estaba sentada en el ingreso al colegio frente a su casa, con los ojos enrojecidos y la mirada perdida.

Todo pasó minutos antes de las 18 en la San Lorenzo al 260 Este, entre Tucumán y General Acha, Concepción, Capital. A esa hora la dueña de casa intentaba calentar agua para tomar algo con su familia cuando se produjo el desgraciado accidente.

Fueron necesarias tres dotaciones de bomberos para atacar por varios frentes y controlar el fuego que avanzó por la amplia vivienda con techo de caña y palos.

Una heladera, un televisor, camas, muebles varios, toda la ropa se perdieron en minutos. El único lugar de la casa que pareció quedar a salvo fue la parte delantera, pero allí también hicieron daño el calor y el hollín.

La teoría de los bomberos sobre el origen del siniestro es que la pérdida de gas en la garrafa, se fue acumulando en la cocina desde el techo hacia abajo porque no tuvo una salida hacia el exterior de la casa que tal vez hubiera atenuado las consecuencias. También estaban convencidos de que esa acumulación bien pudo terminar en una desgracia cuando la dueña de casa fue a encender la cocina.

"Por suerte la señora tuvo tiempo de alejarse antes de que se produjera el estallido, sino el final hubiera sido otro’, dijo uno de los bomberos que participó en el operativo para controlar las llamas y evitar que se propagaran otras casas vecinas.