Moralmente, el hecho es reprochable. Laboralmente, puede acarrear también consecuencias no queridas para ambos policías, pues echarle pintura al auto de un colega en "venganza" o para "desquitarse" porque informó que durante una madrugada de julio estuvieron detenidos en lugar de patrullar, no parece la defensa administrativa más correcta. Pero ese mismo acto ¿es delito?. Fiscalía ya adelantó su teoría del caso, poniéndolo en el centro de una investigación como un posible daño agravado. La defensa sin embargo insiste en que no hubo tal ilícito, porque la pintura que echaron en forma de garabatos en el auto de su colega, pudo salir con facilidad y, en consecuencia, no configuró el daño que estima el fiscal de la UFI de Delitos Especiales, Renato Roca.

Los policías imputados de dañarle el auto al efectivo Néstor Páez (CISEM, central de monitoreo donde opera el 911) son el oficial inspector Gastón Darío Cuello y el cabo Gerardo Andrés Albarracín.

Y uno de sus defensores, Claudio Vera, ya pidió a la jueza del caso, Gema Guerrero, que ordene una pericia en el Renault Logan de Páez, luego de conocer unas fotos que circulan en el ambiente policial, en las que se ve el vehículo sin marcas "ni daños".

"NO SUFRIÓ DAÑO". Esa esa la teoría de la Defensa de los policías sospechados de dañar con pintura el auto a su colega, porque dicen que esa sustancia pudo sacarse fácilmente.

"Nuestra teoría es que el hecho no encuadra en ninguna figura delictiva. Por eso he solicitado una pericia para corroborarlo y estimo que el abogado (Gustavo Sánchez) del otro efectivo también lo hará. Tenemos plena confianza de que esa pericia reforzará nuestra posición y en ese caso pediremos el sobreseimiento", aseguró Vera.

Vera había anticipado su hipótesis del caso en la audiencia en la que ambos policías quedaron formalmente imputados y bajo investigación por daño agravado. En esa audiencia, el otro defensor, Sánchez, compartió ese argumento y consideró que, en todo caso, la Justicia Penal debía declararse incompetente y pasar la causa a la Justicia de Faltas.

El hecho que complica judicial y laboralmente a ambos policías con último destino en el Comando Radioeléctrico, tuvo como situación desencadenante lo que ocurrió en la madrugada del 24 de julio pasado. Esa noche, Páez desde el monitoreo satelital del CISEM notó que la patrulla de Cuello y Albarracín estuvo un largo rato parada, sin patrullar. Y así lo informó.

Días después, la madrugada del 29 de julio, el auto de Páez estacionado cerca de la puerta del CISEM, fue pintado de rojo con aerosol. Al ver las cámaras, se supo que los atacantes eran dos uniformados; también, que la moto en el que habían llegado y se habían ido era la de uno de los policías ahora investigados.