Condenado. Rodolfo Aníbal Blanco fue sacado esposado de la sala de audiencias.

El dañino secreto se rompió el 27 de abril de 2015. Fue en medio de una discusión entre madre e hija, en que la mujer le recriminaba a la jovencita su relación de noviazgo con un muchacho que no estudiaba ni hacía nada, según el expediente.

Parecía un altercado más hasta que la niña, en ese momento de 17 años, no se aguantó: ‘si yo hablara’, le dijo a su mamá quien, intrigada, en el acto quiso saber más. Entonces le dijo que su padrastro, el conocido instructor de parapente Rodolfo Aníbal Blanco (55 años, hijo de un fallecido expolicía condenado por represor) abusaba de ella (sin llegar a violarla) desde que habían comenzado a convivir, cuando ella tenía 13 años y hasta unos 6 meses antes de esa discusión. Enseguida la mujer le increpó a Blanco, quien negó todo trato abusivo cohn la niña, le pidió las llaves de la casa, le dijo que iba a buscar sus cosas y desapareció.

Hasta el 10 de marzo del año pasado, cuando un trabajo de inteligencia de la Policía local con sus pares de Carmen de Patagones, en el Sur de Buenos Aires, permitió detectarlo en un nuevo trabajo como vendedor de publicidad para una radio.

Cayó preso y cuando tuvo la oportunidad de defenderse negó otra vez ante un juez haber cometido delito alguno contra la niña y aseguró que todo se debía a los problemas que él tenía con la madre de la jovencita, a quien atribuía querer quedarse con su negocio y sus cosas.

Su versión sin embargo no tuvo eco favorable en la Justicia, sobre todo porque un psicólogo calificó como creíbles los dichos de la chica y a él lo describían como alguien seductor, impulsivo, inmaduro sexualmente y sin empatía con el otro, dijeron fuentes judiciales.

Por toda esa evidencia en contra fue que Blanco decidió evitar un juicio común y acordar un abreviado. Asistido por el abogado Carlos Fernández Torres, aceptó los graves ultrajes sexuales cometidos contra la niña y en un acuerdo con la fiscal Marcela Torres ratificó que está dispuesto a recibir 9 años de cárcel.
Ayer lo ratificó ante la juez Silvia Peña Sansó de Ruiz (Sala I, Cámara Penal) quien decidirá si acepta ese pacto o no. Si lo hace no podrá imponer una pena mayor.