La idea de ese hombre era tratar de cortar las raíces y enterrar el resto del tronco de lo que una vez fue una gran mora. Con ese objetivo, comenzó ayer en la siesta a excavar alrededor del árbol empotrado en el patio de su casa del barrio Rivadavia, en Rivadavia. Pero cuando estaba en plena tarea, el tronco de casi 3 metros de altura, se le vino encima y le aprisionó la cabeza contra la tierra, matándolo casi en el acto. Según la policía, el hombre no había tomado ninguna medida de seguridad, como sujetar el árbol con una soga.
La víctima que intentaba talar esa mora fue identificada en la policía como Agustín Alcides Ramírez, de 51 años y padre de dos hijos. Todo ocurrió alrededor de las 15:30 de ayer en su vivienda de calle Remedios de Escalada de San Martín 1066 Oeste, en el barrio Rivadavia, del departamento homónimo, precisaron las fuentes.
Ramírez, era empleado de una ART y en los tiempos libres se había propuesto cortar de a poco ese árbol ubicado en el patio de la casa, porque las raíces estaban levantando los cimientos de su vivienda y también los de un vecino, precisó ayer su cuñada, Graciela Albarracín. La idea que tenía era la de enterrar el resto del tronco (de unos 2,90 metros de altura y 80 centímetros de diámetro), para ahorrarse el trabajo de sacarlo. Pero nunca lo concretaría. Minutos antes de la tragedia, uno de sus hijos había salido del pozo de un metro de profundidad que habían excavado y se fue a bañar. Mabel, su esposa, estaba en el interior de la casa. Al parecer, por el peso, el tronco se venció y se fue contra la cabeza de Ramírez que estaba de espaldas, comentó la cuñada. Su mujer corrió para tratar de ayudarlo pero no pudo hacer nada. De inmediato, salió a la calle a buscar auxilio en los vecinos y a algunos albañiles de una construcción cercana para que lo socorrieran. Pero fue inútil. Cuando llegaron, el hombre apenas respiraba y minutos después murió, dijeron en la policía.
"Era un excelente padre y persona. Lo único que me dijo mi hermana fue que minutos antes mi cuñado (Ramírez) le comentó en tono de broma: «ya se está moviendo, no vaya ser que tengas que ponerme la cruz acá». Y a los minutos pasó esto…", precisó ayer Graciela Albarracín, conmovida.