¿Destino, suerte, casualidad? Algo de eso pareció jugar ayer un papel clave para que un choque impresionante que involucró a tres vehículos con 16 personas (incluidos cuatro niños y una bebé) no terminara en una desgracia múltiple. Las condiciones estaban: el conductor de un Fiat Regatta intentó un sobrepaso a pesar de las líneas amarillas que lo prohíben en la ruta 20, en Santa Lucía, y de repente un desastre: un primer impacto contra un Peugeot 504 que circulaba en sentido contrario con 9 miembros de una familia mendocina. Y luego una extensa frenada que de todos modos no evitó un segundo choque del Regatta contra un remís Chevrolet Corsa, con cuatro pasajeros y el conductor, ya detenido al verse sorprendido por la situación.
Según la policía, luego del último impacto, el Regatta dio un trompo en el que salió despedida la mujer que acompañaba al joven chofer. Y la consecuencia con más alto riesgo: la familia mendocina que sufrió un susto mayúsculo, luego de que el Peugeot 504 se cruzó de carril sin chocar a otros vehículos de circulación contraria, esquivó un poste del tendido eléctrico y terminó incrustado en la pilastra del medidor de luz de una casa vecina.
"Si hubiéramos agarrado ese palo (por el poste) no sé lo que hubiera pasado, porque acá chocamos pero ya cuando veníamos algo frenados", dijo en el lugar del hecho Mario García (30), uno de los 9 pasajeros del Peugeot 504.
Todo pasó minutos antes de las 18 de ayer a la altura del km. 7 de la ruta nacional 20, e inmediaciones de la gruta Nuestra Sra. de Lourdes, en Santa Lucía.
A esa hora, según la policía, Néstor Araya (20) volvía de un almuerzo en Caucete con Victoria Orieta (43). Ambos circulaban hacia el Oeste por la ruta y las propias víctimas aseguraron que fue él quien intentó sobrepasar al menos otro vehículo invadiendo la mano contraria. Según García, los hermanos de su suegro Augusto Manrique (51) en otros dos autos, vieron que Araya venía en zig zag y se corrieron para evitarlo, pero Augusto no pudo y casi ocurre lo peor, porque además de Augusto adelante viajaban su señora Iris Cáceres (45) y su nieta Gisel García (8). Y atrás Soledad Manrique (20) y su hermana Vanesa (25) con su marido Mario García y otros tres hijos del matrimonio: Matías (6), Uriel (3) y Guadalupe (4 meses).
Todos viven en Junín, Mendoza, e integraban un grupo de tres familias que habían venido el sábado al cumpleaños número 50 de un pariente, Osvaldo Gómez, en Chimbas. Ayer, pretendían volver cuando los sorprendió el desastre.
Y lo mismo le pasó al remisero Roberto Torres (46) que a esa hora viajaba rumbo a Caucete con un matrimonio, su nene de 2 años y la madre de la mujer. Según la policía, a pesar del impresionante cuadro, la mayoría de los lesionados sufrió múltiples golpes pero ninguna herida grave.