Un ingeniero especialista en el rubro automotriz, jubilado, de 83 años y oriundo de Córdoba, empezará en los próximos días a ser juzgado por el juez Martín Heredia Zaldo (Sala I, Cámara Penal), sospechado de cometer graves ataques sexuales contra sus dos hijas: a una de ellas la violaba; a la otra intentó hacerle lo mismo, consta en la acusación que ahora puede ser mantenida por la fiscal Marcela Torres.
El caso se conoció el 29 de enero de 2020, cuando la mayor de las niñas (entonces de 15 años), se decidió a contárselo a la psicóloga que la trataba porque hacía como un año que se autoagredía cortándose los brazos y sufría ataques de pánico. Ese día la profesional convocó a la madre y le reveló (su hija no se animó) que la chica había sido abusada por su padre entre los 6 y los 11 años. Y que a causa de esos ultrajes, pensó varias veces en quitarse la vida.
Al enterarse de esa situación, la madre comprendió varias cosas. Así le halló sentido a un hecho que hasta ese momento le pareció solamente curioso: que su pareja siempre lavara ropa interior de las niñas.
O por qué siempre buscaba acariciarles sus piernas. Incluso dijo que lo había echado de la casa porque quiso mostrarles pornografía a las niñas y mencionó que, unos 6 años atrás, lo había denunciado en la Comisaría de la Mujer, por agredirla a ella, físicamente (dijo tener un montón de cicatrices) y también verbalmente.
En su denuncia, la mujer aseguró que al conocer la tremenda revelación de los padecimientos de su hija mayor, le preguntó a su niña menor (tenía 13 años) y esta no le dijo nada, pero en su teléfono descubrió que había autocreado un grupo en Whatsapp en el que tenía escrito: "Mi papá es un pedófilo". Y que había percibido que esa niña se vestía de negro, comía mucho y que se había puesto muy agresiva, rompiendo cosas en la casa.
El acusado podría confesar y acordar un juicio abreviado. O enfrentar el debate para intentar desligarse.
Según la investigación, la mayor de las niñas, al declarar, dijo que su hermana le había contado que su papá le había frotado sus genitales en sus zonas íntimas y que siempre la llevaba al baño con la excusa de que le lavara la espalda.
En su defensa, el sospechoso negó haber cometido "cosa tan horrible" contra las niñas, pero admitió que con una de ellas se daban besos con lengua, correspondidos por la menor, y que la madre los vio una vez y se molestó mucho. También buscó desacreditar a su exesposa, al decir que se emborrachaba, se drogaba y que se separaron porque le había sido infiel.
También declaró que era imposible que abusara de sus hijas porque hacía como 35 o 40 años que sufría de impotencia sexual y que ese problema no lo había podido resolver ni con medicamentos. También negó que las hubiera atacado en las siestas, porque siempre trabajó todo el día hasta las 17 o 18 horas.
Los padres de las niñas habían formado una pareja especial. Se conocieron en un país extranjero donde él llegó a cumplir funciones jerárquicas en una empresa automotriz. Entonces él tenía 57 años y ella apenas 16. Cuando la mujer se mudó a la Argentina ya era madre de las dos nenas y -según la acusación- fue en ese momento que esas menores comenzaron a sufrir los ataques de su propio padre.
Antes del juicio, el acusado podrá confesar y acordar un juicio abreviado con Fiscalía. O enfrentar un debate oral en el que podrá intentar atenuar o desligarse de la grave acusación. Si acaso es encontrado culpable, es probable que continúe libre por tener más de 70 años, indicaron fuentes judiciales.

