
El pasado 26 de noviembre, alrededor de las 21,30, Daniel Torres (38) salió de su casa en moto para ir a su trabajo. Eso hacía todos los días, pero esa no fue una noche más. En el camino, un camionero, que según los registros estaba ebrio, lo atropelló. Él murió tras luchar 10 días. A partir de ahí, la vida de su esposa, Araceli Naveda, y de sus hijos de 6 y 12 años, cambió para siempre. Ahora, la mujer pide justicia: “No quiero que esto le pase a otra familia”, confió.
“Esa mañana recibí un llamado. Una vecina de la zona me dijo que habían atropellado a mi marido, pero que estaba bien. Él mismo le dio mi número y mi nombre a la mujer, sin embargo, después quedó inconsciente”, contó Araceli.
Y sostuvo que “según testigos, mientras mi marido estaba en el piso, el conductor bajó del camión y empezó a apretarle el pecho para hacerle resucitación. Por el impacto se le habían quebrado diez costillas y cuando el hombre le presionó el tórax le perforó el bazo y los pulmones. Eso complicó su estado”.

El juicio por el caso se puso en marcha hace unas semanas y en el expediente consta que aquel camionero, Andrés Isidoro Saavedra, tenía un nivel de 1,8 de alcohol en sangre.
“Mi esposo luchó durante 10 días. Lo operaron varias veces, primero en el Hospital Rawson y después en una clínica privada. Salvaron su bazo, pero la falta de oxigenación al cerebro por las perforaciones en los pulmones acabaron con su vida”, relató Araceli.
La mujer, que aún no logra hablar de su marido en pasado, contó que desde ese momento ella y sus hijos están bajo tratamiento psicológico. “Yo pasé 22 años con él. Es el hombre que elegí para pasar toda mi vida y ahora no está. Es muy difícil seguir así. Por las noches, mis hijos me dicen que lo extrañan y no me queda más que mostrarles fotos y hacerles escuchar sus audios. Es tremendo”, contó entre lágrimas.

Ahora, pide justicia. “Él sigue en la calle. Y aunque ya se inició el proceso judicial no sé qué va a pasar. Por estos casos les dan 5 años de cárcel como mucho. El tema es que él sigue manejando en estado de ebriedad y yo no quiero que nadie más sufra esto”, dijo Araceli.
Para terminar asegurando que “a mí me gustaría que le den perpetua. Aunque la ley no lo establece yo pienso: sus hijos van a poder ir a verlo si queda detrás de las rejas. Mis hijos no podrán ver nunca más a su papá”.
