Una investigación interna se encuentra actualmente abierta en la UFI Cavig porque supuestamente allí se negaron o intentaron convencer a una mujer para que no denunciara un presunto ataque sexual que sufrió en la calle a manos de un motociclista. Ayer esa joven habló en exclusiva con este diario y además de confirmar esa versión, lanzó una escandalosa acusación al confesar que en el Cavig le cambiaron su declaración para hacer zafar a un ayudante fiscal, embarrando el correcto accionar de un policía.

Luciana Godoy Robles (pidió ser identificada) tiene 32 años y vive en Las Casuarinas, 25 de Mayo. En la noche del último miércoles supuestamente fue abordada por un sujeto en moto que se le puso a la par, le manoseó la cola y huyó (ver El ataque...). Según su relato, en ese momento la pasó muy mal y luego también, pues no le querían tomar la denuncia. "Cuando llego a la comisaría (la 32da) me recibe el oficial (Iván) Santiago y me dice que me tenían que trasladar al Cavig. Él se puso en contacto con el doctor Pablo Ferrer (ayudante fiscal de turno que cumple funciones en "Despachos Urgentes") y yo me quedé esperando. Al rato el policía me dice: "Te tengo que dar malas noticias, se me cae la cara por vos". Me puse más nerviosa. Ahí me explicó que Ferrer le había dicho que si hacía la denuncia iba a quedar todo en vano porque no le había podido ver la cara al abusador, y que lo más probable era que iba a ser archivada por complejidad probatoria", aseguró. La chica explicó que le dijeron que habían cruzado los datos de la chapa patente de la moto (había logrado anotarla) y que figuraba que la titular era una mujer, y que otro punto que iba a resultar desfavorable para una hipotética investigación era que en ese lugar no hay cámaras de seguridad. "Entré en una crisis emocional, gritaba "no me pueden decir esto, no me pueden decir esto". Esperaba otra respuesta de Cavig. Le vi la cara al oficial, me dijo que se sentía peor que yo. Le pedí que por favor hiciera algo y me dijo que iba a volver a llamarle al ayudante fiscal. Yo sentía que el oficial quería que denunciara pero que desde allá le ataban las manos. Ahí le insistió y escuché que le dijeron "bueno, si quiere venir que venga" y no es así, es su deber recibirme la denuncia", expresó Godoy Robles.

Tras esas idas y vueltas, la mujer esa noche fue trasladada en un patrullero hasta Capital. "Cuando llego a Cavig con el primero que hablo es con Ferrer y me explica que había posibilidades de que quedara archivada por complejidad probatoria. Le dije que igual quería hacerla. De alguna manera sentía que no me la querían recibir. Yo esperaba que me dijeran otra cosa: "Mirá, si no le has visto la cara no importa, igual lo vamos a investigar" o "si no hay cámaras vamos a ir buscando datos, testigos, no te hagas problema". Esperaba otra respuesta, no que todo el tiempo me tiraran para abajo", sostuvo.

Lo concreto es que al final le tomaron la denuncia, pero según ella cambiaron su declaración. "Me pasaron a una oficina donde me hicieron todas las preguntas. Ese día (ya era jueves) salí como a las 2.20 de la mañana y me llevaron a mi casa. Al otro día leo la denuncia y habían puesto que yo había dicho que el oficial de la comisaría 32da se negaba a trasladarme y que en todo momento se negó a recibirme la denuncia. Yo en ese momento con los nervios que tenía no me di cuenta y después me dijeron firme aquí, aquí y aquí, y no leí lo que decía", acusó.

El caso estalló cuando hizo una publicación en Facebook. El que puso la cara, el viernes, fue el fiscal General Eduardo Quattropani, quien a través de un comunicado expresó que "he ordenado (...) que el Secretario Relator y Supervisor de U.F.I. Cavig inicie actuaciones investigativas para determinar de modo urgente el modo de ocurrencia de los hechos a fin de tomar las medidas que racionalmente correspondan". En otro punto, aclaró: "Asegurarle a la sociedad que esta Fiscalía General comprende la posibilidad de errores, pero no de desvíos conceptuales". Y solicitó a los fiscales coordinadores Claudia Salica y Roberto Ginsberg que se constituyeran en el domicilio de la víctima, tarea que cumplieron ese mismo viernes "a efectos de escucharla y brindarle las explicaciones y disculpas que correspondan". "Les acepté las disculpas. Me dieron esperanzas porque me dijeron que van a investigar. Yo lo que quiero es que esto no pase nunca más porque es horrible", cerró, sin poder contener las lágrimas.

  • Las denuncias son dos y marcharon

Aplaudiendo y con carteles, en la noche del viernes varios habitantes de Las Casuarinas marcharon (foto) para pedir que se busque al sujeto, apodado como "el sátiro de la moto". Según los vecinos, al menos 6 mujeres sufrieron sus ataques callejeros, pero lo cierto es que en el Cavig solamente fueron radicadas formalmente dos denuncias, la de Godoy Robles y la de otra mujer, confirmaron los voceros.

> El ataque: "No me salía la voz"

 

Luciana Godoy Robles está terminando el secundario en un CENS de La Chimbera, donde cursa de noche. Ese miércoles salió más temprano y regresó a Las Casuarinas en auto con otros alumnos. Según su testimonio, la dejaron a tres cuadras de su casa y cuando caminaba hacia la misma, en Avenida San Martín y Mendoza ocurrió el ataque sexual, a eso de las 22.20. "Escuchaba que venía una moto despacito atrás mío, pero nunca pensé que iba a hacer eso. Me agarra de la cola, me metía la mano para adentro, no me soltaba. En ese momento no supe qué hacer, no me salía la voz, me quedé tildada, no se me dio por pegarle, nada", contó. El sujeto iba en una 110 cc gris, llevaba casco y no le pudo ver el rostro. Anotó la patente en el celular, pero quizás falló pues corresponde a una moto color rojo, de una señora, que se encuentra desarmada en un taller, dijeron fuentes judiciales.