Irene Romero (67) dormía arriba, en el primer piso del colectivo, cuando sintió que un fuerte simbronazo y cómo el micro se iba de costado. Se despertó llena de barro, a los gritos, desesperada por hallar a su hija Claudia Peña (41). "Fue horrible", dijo ayer a este diario, recuperada, con un ojo negro y la cabeza vendada. A la médica Mariana Arbó le pasó algo parecido, pero ella no dormía. Después de la cena empezó a dolerle la cabeza y dormitaba cuando escuchó una frenada y la terrible sensación del vuelco. Cuando paró, sus dos hijos de 10 y 9 años los tenía encima, a los llantos, después se desmayó: "Quedó inconciente y cuando la toqué me ca… creí que estaba muerta", dice a su lado su marido Pablo Becerra, antes de estallar en lágrimas. Becerra asegura que entonces pidieron prender las luces del colectivo y allí sufrieron otro tormento, porque de algunos cables empezaron a ver cómo salía humo y comenzaron a alumbrarse con celulares.
Todo pasaba en medio de la oscuridad, una fuerte lluvia y un viento incesante. Cuando algunos consiguieron salir, se toparon con imágenes aún más desgarradoras, como la de Diego Salina (30) que sin saber que tenía su brazo quebrado, lo agitó violentamente en una trompada contra el vidrio para romperlo. Ahi lo vieron desesperado intentando levantar el colectivo porque sus manos habían tocado el horror: su hermano Víctor (32), su pequeño sobrino Ramiro (6) y su propia esposa, Marianella Martín (28) ya no tenían ninguna chance.
La conciencia de lo peor se mezcló con la urgente necesidad de buscar a los sobrevivientes de su familia, su cuñada Paola Ramos (27), su sobrina Victoria Guadalupe (9) y su pequeña hija Agostina (2 años y 11 meses), afortunadamente a salvo. Diego y Víctor viajaban con sus familias a Necochea para reunirse con otro hermano, Luis (35) que se había adelantado el domingo hacia el mismo paraje.
El dramático vuelco que enlutó a otras familias, como la del conocido hockista ex arquero de la selección nacional, Juan Oviedo: en el accidente perdió a su hija Sol (4) y a su madre, Rosa Llorca (63). Ayer su papá, Beto, estaba internado y por suerte no tuvo que lamentar más víctimas, porque en ese micro de la desgracia viajaba su hermana Andrea y sus dos hijas, que ayer estaban a salvo.
Los Salina y los Oviedo fueron los más perjudicados en el número de pérdida de vidas (también falleció Pabla Mercedes Cuello, 46 años) en ese vuelco del interno 7 Mercedes Benz modelo 2007 de la empresa "Blanca Paloma", contratado por empresa de turismo "Ducher" para llevar a 56 turistas y un coordinador rumbo a la ciudad balnearia de Necochea.
El paquete era por 10 días. Los 56 turistas (incluidos 14 niños de entre 2 y 14 años), un cordinador y los choferes Carlos José Soria y Marcelo Buffagni (conductor a la hora del siniestro) salieron a las 17 del martes, pero alrededor de la 1,15 de ayer un fuerte viento, una lluvia implacable y las desfavorables condiciones del pavimento (con baches y ondulado por el tránsito pesado) los hicieron terminar de la peor forma a mitad de camino en el km. 450 de la ruta nacional 7, frente al pareja Legizamón (a 43 km. de Laboulaye), donde habitan un centenar de personas dedicadas a cultivar el campo y criar animales.
Cuando se supo lo del accidente, los bomberos voluntarios de Laboulaye hicieron sonar una sirena de la segunda guerra mundial, y minutos después unas siete ambulancias de esa lugar y zonas aledañas, concurrían a sumar su ayuda, como numerosos vecinos, defensa civil y numerosos organismos no gubernamentales que reconocen en ese típico sonido el sinónimo de la desgracia.