La docente Alejandra Ríos terminó ayer de dar su versión sobre su convivencia con Pedro Oris y los hechos que pusieron al borde la muerte a su hija Camila (8), por un grave golpe en la cabeza el 25 de octubre pasado en una finca de Santa Lucía. Y aunque admitió haber golpeado a la niña, un chirlo en la cola y con un cinto, precisó que lo hizo en setiembre y bajo amenazas de su expareja y padre de su recién nacido, Oris, quien le exigía rigor en la crianza de la niña, dijeron fuentes judiciales.

Ríos prestó una declaración no jurada, es decir sin obligación de decir verdad. Y aunque cargó toda la responsabilidad de la maniobra en su ex (lo mismo hizo Oris), la versión de Camila definirá cómo cierra el caso.

La nena volverá con su padre biológico una vez que le den el alta médica. Y ya comenzó a ser entrevistada por psicólogos que luego elevarán un informe al juez. También será sometida a un interrogatorio con el sistema de la Cámara Gesell.

Las conclusiones de ambos exámenes servirán al juez de Instrucción Alberto Benito Ortiz, para saber qué pasó aquel 25 de octubre y si Ríos se sumará o no como imputada a su ex, hasta ahora único detenido como supuesto autor de por lo menos un violento ataque contra la niña.

Sobre Oris pesan graves imputaciones: tentativa de homicidio agravado por femicidio y lesiones leves reiteradas contra la nena. Y abuso sexual y coacción agravada por el uso de un arma contra la docente, precisaron voceros judiciales. Esos delitos no permiten la excarcelación.