José Miguel Garramuño (30) no dijo por qué disparó sin necesidad a sus víctimas. Esa fue su estrategia en la primera audiencia del juicio que lo tiene como único acusado de intentar matar a tiros a un joven que caminaba en un barrio de Rawson, y también por balear a otro en Chimbas para robarle la bicicleta.

El único que declaró ayer en la Sala I de la Cámara Penal y lo complicó como un típico ‘gatillo fácil’ fue Juan Orlando Molina. Este joven ratificó ayer que, pese a conocerlo, no tenía ni tiene ningún problema con Garramuño y aún no se explica por qué aquel 13 de enero de 2015, en la tarde, lo atacó de cinco disparos en el interior del barrio Franklin Rawson, en Rawson.

Esa vez, Molina caminaba cuando se topó con tres sujetos y enseguida quiso escapar de uno que sacó un arma y comenzó disparar. En su intención de huir, quedó de espaldas a su atacante y fue ahí que no murió por poco, pues uno de los balazos le ingresó por la parte superior de la espalda y le dañó también la zona de la nuca.

La intervención de dos amigos de Molina sirvió para lograr que el imputado desistiera del ataque, según el expediente.
Contra Garramuño pesa la acusación de haberle dado un tiro en la cintura a Víctor Ariel Velázquez el 1 de mayo de 2015. El joven circulaba en bicicleta por avenida Benavídez antes de Colón, en Chimbas, y paró a conversar con un amigo cuando apareció Garramuño y otro sujeto en moto.

Según la acusación fiscal, cuando Velázquez vio al sujeto armado tiró su bicicleta y salió a la carrera, pero Garramuño igual le efectuó dos disparos, impactando uno de ellos en la zona de la cintura.
Hoy continúa el debate.