Los investigadores mendocinos descartaron por completo la participación de un adulto en el cuádruple asesinato y trabajan sobre tres hipótesis, en las cuales aparecen el niño fallecido y el otro menor 13 años (el sobreviviente) como posibles autores de la masacre. Este último ya fue declarado inimputable y fue puesto bajo custodia de la Justicia de Menores.

La primera hipótesis se basa en el relato que dio el sobreviviente que responsabiliza de todo a su amigo Ezequiel. El chico de 13 años habría dicho que fue a llevar un pendrive a la casa de Ezequiel y ahí se generó una discusión que desató en un ‘ataque de locura’ de su amigo. Según él, el niño de 10 años emprendió contra su madre y sus abuelos atacándolos a cuchillazos, y después lo agredió. Ahí, supuestamente, él mató a su amigo para defenderse. Esta teoría tiene algo de respaldo, ya que Rubén Molina, padrino de Ezequiel, confirmó que el chico fallecido estaba bajo tratamiento por un grado importante de esquizofrenia. ‘Era muy violento con sus abuelos, con su madre y sus amigos de colegio. Estaba muy enfermo, todos le teníamos miedo‘, explicó. También dijo que hace 15 días que no asistía a la escuela porque estaba suspendido por su comportamiento agresivo con sus compañeros.

La segunda hipótesis que se baraja es que el niño muerto y el sobreviviente planearon y ejecutaron el crimen de Mónica Miguel y sus padres, pero después algo pasó entre los dos chicos que llevó a que el mayor asesinara al menor.

La teoría que más asusta, y que no descartan como tercera hipótesis, es que el chico de 13 años haya sido el único responsable de la masacre y que para zafar cargue las culpas contra su amigo muerto. Ezequiel tenía 8 puñaladas, cuatro de ellas en la espalda, revelaron investigadores. El único sobreviviente también lleva una vida conflictiva: sus padres están separados y se radicaron en otras provincias, entonces él vive con su abuela materna que es sanjuanina.