"Soy inocente", había dicho Juan Ariel Trozzo ante el juez, pero el magistrado entendió probado que él fue el asesino y lo condenó a 11 años.

 

Rolando Carlos Lara (22) y Juan Ariel Trozzo (23) nunca se llevaron bien y varias veces se pelearon. Pero que Lara anduviera diciendo que a su rival lo habían violado en la cárcel una vez que cayó por robo, fue una afrenta difícil de superar. Y en la siesta del 29 de mayo de 2016, el pleito terminó para siempre: Trozzo bebía y fumaba porros en la vereda de la casa de su entonces pareja Andrea Matamoro (Aberastain, entre 16 y 17, Pocito), junto con algunos hermanos de la joven y Alexander Ruiz Diamantino. Lara pasaba por el lugar con su hermana menor para ir a tomar un micro, pues su idea era llegar a la cancha. Lo llamaron, insistieron ante su reticencia y cuando se acercó, lo atacaron. Y Lara no salió vivo porque recibió un puntazo en el corazón. Ayer, el juez Juan Carlos Peluc Noguera (Sala II, Cámara Penal) coincidió con la fiscal Leticia Ferrón de Rago en que Trozzo fue el autor de ese cuchillazo, y aunque no le dio 13 años de cárcel como pedía la fiscal, lo condenó a 11 años por homicidio simple.

También adhirió al pedido de Fiscalía de mandar a investigar la posible vinculación de las hermanas Andrea y Verónica Matamoro en ese homicidio, pues la hermana de Lara había relatado que ella quiso intervenir para evitar el ataque a su hermano, pero las mujeres se lo impidieron.

El juez mandó también a investigar a una amiga de las Matamoro, Romina López, y a la madre (Mónica Firmapaz) y una tía del fallecido (Miriam Firmapaz) por falso testimonio, pues al llegar a juicio se contradijeron con su versión inicial y aseguraron que quien había matado a Lara fue Ruiz Diamantino y no Trozzo. La intención parecía clara: Ruiz Diamantino había sido desligado con un sobreseimiento y sobre él nada se podía hacer.

El fallo no está firme. Ahora la defensora María Noriega, quien pidió la absolución, podrá pedir la revisión del fallo en la Corte.

 

 

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Los jueces Silvia Peña, Juan Carlos Caballero Vidal (h) y Raúl José Iglesias (Sala I, Cámara Penal) absolvieron ayer por el beneficio de la duda a Gabriel Alberto Aranda Pizarro (alias "Gabi", "Pato", 40 años) porque consideraron que no se acreditó que fuera él el autor del disparo de escopeta que destruyó la cabeza y terminó con los días de Andrés Saturnino González (20), sobre las 16,30 del 19 de octubre de 2009 en el Loteo Santa Ana, en Pocito. Esa vez se creía que una cuestión de drogas había sido la causa del mortal desenlace. Y así pareció entenderlo también el fiscal Gustavo Manini, quien había pedido una condena de 12 años por ese crimen e investigar al acusado por la presunta venta de drogas y por portar ilegalmente el arma usada en el homicidio.

Sin embargo el tribunal adhirió a la posición del defensor Rolando Lozano, quien pidió la absolución por no haber certeza para condenar. Aranda Pizarro pasó 2 años y 8 meses preso y fue liberado por la Corte, por considerar errónea la prórroga de su prisión preventiva. Ayer, el tribunal dejó en manos de Fiscalía la decisión de pedir que Aranda Pizarro sea investigado por venta de drogas, y el posible falso testimonio de un testigo. La sentencia aún no está firme.