A prisión. La mujer policía lleva un poco más de un año presa. Si cumple con la disciplina carcelaria, podría empezar a salir de prisión al cumplir dos tercios de su condena.

El juez Raúl José Iglesias (Sala I, Cámara Penal) cerró ayer con una condena de 12 años, el resonante caso de corrupción sexual de un menor de 13 años que había involucrado a una agente de la Policía, hoy de 30 años, por su condición de miembro de la Fuerza y porque el chico es hijo de su ahora expareja. El magistrado aplicó la misma pena que la ahora condenada aceptó cumplir, cuando firmó un acuerdo de juicio abreviado con su defensor César Carrizo y el fiscal de Cámara Gustavo Manini. En ese pacto aceptó su responsabilidad en el grave delito a cambio de una rebaja de pena, y para evitar también el desgaste y la exposición que le hubiera significado un juicio común.

La mujer había llegado a juicio muy complicada, por los testigos que daban cuenta de haber escuchado al menor hablar de las experiencias sexuales que había tenido con la entonces mujer de su papá.

Y más que nada por los detalles de esas situaciones que vivenció en la entrevista con psicólogos en la Cámara Gesell, donde explicó que habían sido cuatro los encuentros con la agente cuando iba a la casa de su papá para que le ayudaran con las tareas de la escuela.

Por esas evidencias, el juez del caso había decidido calificar el delito como corrupción de menores, agravada porque al momento de los hechos la acusada estaba al cuidado del niño.

El escándalo estalló en julio del año pasado, cuando el chico le contó a sus primos lo que hacía con la agente de Policía y uno de ellos lo grabó con su teléfono y se lo contó a su mamá, hermana del padre del chico.

Sorprendido por la situación, el hombre consultó con un psicólogo, le reveló el problema a la madre del chico y denunció el caso en la Policía, luego de que su propia mujer admitiera la existencia de los hechos.