No todas son pálidas para Mario Iván Jácamo (29). En un juicio abreviado, aceptaba purgar una condena de 9 años y 10 meses por aquel robo en 2013, en el que casi murió de un tiro en la cabeza con el revólver que él mismo empuñaba, en pleno forcejeo con el empleado de una carnicería de la Villa Lerga, en Rawson. Pero ayer un juez de la Sala I de la Cámara Penal, Juan Carlos Caballero Vidal (h) le dio una pena menor: 8 años, dijeron fuentes judiciales. De todos modos, seguirá con prisión domiciliaria porque quedó discapacitado por aquel disparo.
Que el magistrado aplique una pena menor es parte de las facultades que tiene, por ley, al aceptar un juicio abreviado; el único impedimento que tiene es imponer un castigo mayor. De todos modos no es la primera vez que un miembro de ese tribunal aplica una condena menor a la que le proponen la fiscalía y el imputado a través de su defensor: en junio pasado, la juez Silvia Peña Sansó de Ruiz fue protagonista de un fallo criticado en Tribunales, porque impuso un castigo menor al que aceptaban dos sujetos por violar a una nena de 12 años, discapacitada, que fue madre a causa de esos ultrajes sexuales (ver aparte).
SEGUNDA PENA
La de ayer fue la segunda condena contra Jácamo. El 6 de diciembre de 2011, otro juez de la Sala I, Raúl José Iglesias, lo castigó a 5 años y 10 meses por robar a punta de cuchillo. Justamente por esa causa gozaba de salidas transitorias, cuando perpetró el asalto a mano armada en el que casi murió. Fue a las 12,40 del 30 de octubre de 2013 en una carnicería de la calle República del Líbano, en la Villa Lerga, en Rawson. Esa vez, un cómplice aún no identificado encañonó a la dueña y le robó $1.100 y dos celulares. Jácamo enfiló hasta el carnicero y lo encañonó con un revólver calibre 38, pero la víctima se resistió y en el forcejeó el acusado resultó baleado. Ante la contundencia de las pruebas, acordó un juicio abreviado a través de su defensor, Jorge Olivera Legleu, con el fiscal Gustavo Manini, en el que aceptaba una pena mayor a la que le dieron.

