Los ladrones especializados en salideras bancarias dieron otro golpe ayer en pleno horario comercial en el centro. La víctima fue una maestra. La corta historia comenzó en el banco Francés donde la mujer retiró una importante suma de dinero, y terminó a los pocos minutos en avenida Rawson cuando un delincuente le sacó a los tirones su cartera con 26.000 pesos en efectivo.

Graciela Sánchez (34) solo se quedó con las manijas de su cartera en la mano, y con la bronca y la angustia de ver cómo se llevaban esa plata que encima ni siquiera era suya. Si bien había retirado el dinero para su marido, que se dedica a la exportación, era el pago de un cargamento y todo estaba destinado a un chacarero y a sus obreros, según comentó la mujer. Ahora, la pareja tendrá que afrontar esos gastos.

"Alguien de adentro del banco me entregó. Desde ahí me siguieron. Estoy segura que fue así, nadie más que mi marido y yo sabíamos que iba a retirar ese dinero del banco", explicó la docente. Es más, ella salió de su casa en Rivadavia y se fue directo al centro a hacer ese trámite. Estacionó su auto Renault 19 en calle Sarmiento, entre Rivadavia e Ignacio de la Roza. Pasadas las 9 ya estaba haciendo la cola dentro del Banco Francés en calle Rivadavia, frente a la plaza 25 de Mayo. Un hombre la atendió en una de las ventanillas y ella extrajo en total 24.820 pesos, afirmó. El dinero fue a parar a su cartera, con otros 1.000 pesos que había retirado de su sueldo y 200 más que tenía para pagar servicios. No notó nada extraño y salió tranquilamente a la calle hasta que a las cuadras volvió a subirse a su Renault. Arrancó y cruzó algunas calles céntricas hasta estacionar su coche sobre avenida Rawson, cerca de Laprida. Sánchez debía pasar por una escribanía. En eso que cruzó al costado Sur de calle Laprida, sintió el manotón del delincuente, que iba a cara descubierta. Ella misma describió la situación: "No sé cómo apareció ese hombre. De un momento a otro agarró la cartera y empezó a tironear. Yo la sujetaba fuerte de las manijas y no la soltaba. No sé cuánto tiempo estuvimos tirando de un lado y del otro. Él no decía nada. ¡Que desesperación! Gritaba y gritaba desesperada y pedía a la gente por favor que me ayudara. Habían algunos hombres, pero sólo miraban y nadie hacía nada. Sentí una impotencia muy grande, porque veían cómo me robaban y ni se movían". La resistencia de Sánchez fue en vano. Las manijas se cortaron. La mujer se quedó con las tiras en las manos, mientras que el ladrón corrió con la cartera por Laprida al Este hasta que trepó a una moto manejada por un cómplice. En esa cartera iban los 26.000 pesos, además de documentos, tarjetas y carnets de Sánchez y su familia.