Le había costado años conseguir un trabajo. Y cuando por fin se le dio y empezó en una tienda del microcentro, baldazo de agua fría: tras cumplir su segundo día, salió a buscar su Gilera Smash 110cc que había dejado en el bulevar de avenida Rioja casi Rivadavia, en pleno microcentro capitalino, y ya no estaba. Jaqueline Fernández (28) recordó que sintió una sensación horrible, porque ese rodado que había terminado de pagar hace casi dos meses, era prácticamente una pierna más en su diario trajín: en ella viajaba varios minutos para llevar su hijo de 8 años a su mamá, en ella recorría varios kilómetros desde la casa que alquila en Rawson hasta su trabajo. "Ese día le presté la cadena a mi hermana, nunca pensé que mi iban a robar en un lugar lleno de cámaras y policías. Sólo espero que la recuperen y que no esté en un desarmadero", dijo ayer.