Lo único que quedó en la casa fue la cama, una heladera y una cocina, sólo porque una puerta no cedió y tampoco cabían por el boquete en la pared. Pero los ladrones prácticamente se llevaron de todo a través de ese agujero: un equipo de música, un reproductor de DVD, un secarropas, un televisor de 20 pulgadas, un ventilador de pie, una garrafa, 3 pares de zapatillas, un decodificador, un changuito, una juguera, una batidora, un nebulizador, camperas, documentación, zapatillas, jeans, cubrecamas, sábanas, toallas, remeras, licores y hasta parte de la vajilla fue el botín que sacaron de esa humilde vivienda de adobe del Anexo 24, en La Bebida, Rivadavia, pegado al Lote Hogar 24. Lo único que quedó en ese hogar fue un drama para un joven, su hermana y sus dos hijos, de 6 y 5 años, que quedaron literalmente a la calle tras el atraco.

El robo trascendió ayer pero ocurrió la madrugada del jueves y fue el cuarto que sufrió en 2 años y 8 meses esa familia de la manzana "G’. Allí vive Claudio Bolado, un soldado voluntario de 27 años que además se las rebusca haciendo instalaciones de aires acondicionado y changas de metalurgia. A la vivienda la comparte con su hermana Liliana (23) y sus dos hijos pequeños, comentó el muchacho, quien agregó que ella se gana la vida cuidando enfermos.

El día del robo, los hermanos salieron muy temprano a trabajar y la casa quedó sola casi todo el día. Un par de horas después, alrededor del mediodía del jueves, un vecino le avisó al joven por teléfono del dañino robo.

Cuando el muchacho llegó, se topó con una escena dramática: su casa vacía y la pared Oeste con un boquete de poco más de medio metro. Por allí los delincuentes sacaron las cosas y hasta habían preparado la heladera para llevársela, pero como la abertura era pequeña y la puerta del frente no cedió, la dejaron, contó Bolado.

A todo esto, ninguno de los vecinos lindantes ni los del fondo (no hay medianeras) dijeron haber escuchado ni visto nada o, en realidad, hicieron la vista gorda: "seguro que los vecinos escucharon y vieron cuando se llevaban las cosas. Pero lamentablemente vivimos en un lugar muy complicado y la gente tiene miedo de involucrarse o denunciar por temor a represalias. Calculo que he perdido unos 10.000 pesos y lo único que espero es que la policía encuentre las cosas que me robaron", comentó esperanzado Claudio Bolado.