
El caso por su muerte se archivaría.
El juez de Instrucción Guillermo Adárvez dudó de que dos jóvenes hubieran querido matar a un amigo suyo arrojándolo al caudaloso canal Céspedes, en Pocito, a sabiendas de que no sabía nadar. Y por falta de pruebas para sostener esa grave sospecha, los liberó, dijeron fuentes judiciales.
Las versiones contradictorias que arrojó un careo entre el hermano de la víctima y un testigo clave que arriesgó su vida para intentar salvarlo, fueron una de las pruebas que crearon la incertidumbre en el magistrado, precisaron.
Matías Gabriel Mañé se llamaba ese joven de 22 años que hacía changas en chapa y pintura, y era padre de un nene. Los jóvenes que el juez liberó por falta de mérito son Franco Goyochea y José Chena.
El pasado 26 de noviembre los tres, más un hermano de Matías, Agustín, Jorge Miguel Rojas y un tal ‘Yiyo’ Ruiz, terminaron juntándose en el Canal Céspedes y el cruce con calle 6, en Pocito. Allí iban siempre a bañarse.
Pero aquella tarde sería la última para Matías. Lo que no quedó claro, al menos para el juez, fue cómo murió ese joven que no sabía nadar.
Su hermano Agustín relató que Goyochea y Chena lo tomaron de un brazo y una pierna, cada uno, y lo arrojaron.
Pero Chena y Goyochea negaron tal cosa y aseguraron que Matías se tiró solo. Rojas también dijo que vio a Matías arrojarse solo al canal porque los otros le decían que iban a ayudarlo. Y precisó que detrás de él se arrojó Goyochea y ambos recorrieron un tramo de la mano hasta que Goyochea se agarró de una escalera y ahí se le escapó Mañé.
Rojas aseguró que entones él se lanzó al agua y trató de auxiliar a Matías, pero a riesgo de su propia vida no pudo hacer que llegara a la orilla y al final se quedó sin fuerzas y pidió ser rescatado.
Si no surgen pruebas nuevas para creer que hubo un crimen, el caso será archivado.
