El hombre que asegura llorar lágrimas de sangre y que se hacía llamar ‘Juan Pablo’, quedó preso ayer a las 21.40 acusado de practicar curanderismo. Fabricio Fernández (32) fue detenido por policías de Leyes Especiales en su casa en Trinidad y en presencia del juez de Faltas de turno que abrió una causa a raíz de una denuncia del ministerio de Salud Pública.

Fernández, que saltó a la fama en estos días por supuestas manifestaciones extraordinarias en su cuerpo, permanecía anoche alojado en un calabozo de la Central de Policía. El caso despertó todo tipo de comentarios dado que el hombre se atribuía poderes sanadores, lo que motivó que lo denunciaran por explotar la fe pública, contemplado en el artículo 156 del Código de Faltas que castiga con multa en dinero o días de arresto a aquella persona que engañe o utilice la religión y la credulidad con ánimos de lucro o para recibir dádivas.

Según fuentes policiales, algunos vecinos afirmaron que Fernández solía ‘atender’ a personas que lo visitaban en su casa en la calle López y Planes al 277 del Bº Bardiani supuestamente para curarlas. Sobre ésto último, en una entrevista con este diario, Fernández negó lucrar con sus ‘sanaciones’, aunque admitió que recibía donaciones.

El mismo se bautizó ‘Juan Pablo’ en honor al fallecido papa Juan Pablo II y aseguró que en dos ocasiones lloró lágrimas de sangre, con aroma a rosas, cuando rezaba por la paz mundial. Hasta dijo creer que es un elegido de Dios, cuya misión es la de curar a las personas. Fue más lejos todavía, afirmó que realmente había sanado a su madre, a la hija de un juez y a otras personas. Su familia le cree, su madre llegó decir que era una bendición.
Evidentemente hay muchos que sostienen que es un farsante. Es que Fernández tiene también un pasado oscuro. Hace tres años, este hombre recorrió los medios de comunicación denunciando a un empresario de la noche al que acusaba de haberlo llevado a otra provincia y de exclavizarlo. Pero no es lo único. Se pudo saber que es el mismo que, a través de avisos clasificados en los diarios, vendía sus servicios como cuidador de enfermos, en otras ocasiones se publicitaba como masajista y supuestamente llegó hasta ofertar sexo, afirmaron fuentes ligadas al caso. Lo cierto es que Fabricio Fernández pasó de supuesto sanador a un presunto ‘manochanta’ y anoche tuvo que dormir dentro de un calabozo.