Mariana (27) preparaba el almuerzo, mientras su hijo de 2 años veía televisión. En la misma cocina comedor, el mayor de sus nenes, de 4 años, observaba atentamente a su abuelo Rodolfo Villegas (49, recién despedido de una empresa de seguridad), que manipulaba un alargue para intentar arreglar una pared de madera de la casa que alquilaban desde agosto pasado en la Villa Cenobia Bustos, en Rawson. Habían pasado unos minutos de las 13 de ayer cuando el nene dejó a Rodolfo, se metió a una de las dos habitaciones de la vivienda, y al instante salió disparado para avisarles del incendio. Rodolfo partió en el acto y vio cómo el fuego descendía de una cortina y ganaba un colchón que habían dejado apretado con una cucheta. Cuando intentó sacarlo -contó ayer- el colchón cayó sobre la cucheta y un sommier, y ya nada pudo hacer porque todo empezó a llenarse de humo y no pudo respirar. Mientras el hombre intentaba combatir el fuego, su hija agarró al más pequeño y salió hacia un patio en común con otros vecinos. Su padre debió atravesar la humareda para ir a rescatar al mayor de los chicos de otro pequeño patio interno perteneciente a la casa. Después sacó a los tirones una heladera y fue lo único que pudo salvar, porque el fuego se propagó rápidamente por el techo de machimbre y no dejó nada, literalmente.

Las camas, una cocina, el televisor, un lavarropas, mesas, sillas, un sillón, un placard, muebles, toda la ropa y el calzado de la familia fueron destruidos por el fuego, que no pasó a mayores porque los bomberos pudieron controlarlo a tiempo y evitar que se propagara a casas vecinas.

"La verdad que es jodido que te pase algo así. A mi ayer (por el martes) me mandaron el telegrama de despedido y ahora me pasa esto. Los policías me dijeron que fue un cortocircuito en unos cables de la habitación... por ahora nos va a dar alojamiento un pariente, pero tenemos que buscar dónde ir y ver cómo salimos de esto, quedamos con lo puesto. Habrá que empezar otra vez", dijo ayer Rodolfo, acompañado de su hija, que tenía puesto el calzado que le dio un vecino.