Indignados. Así estaban ayer Rodolfo Alvarado y su hermana Verónica por un hecho que consideraban increíble: el robo a mano armada, en plena mañana y a menos de una cuadra del puesto policial del barrio Clemente Sarmiento, en Concepción, Capital, que terminó con Rodolfo noqueado en su kiosco por un fuerte golpe en la cabeza y sin los $6.000 que tenía para pagarle a un proveedor.

El hecho se conoció ayer pero ocurrió alrededor de las 10,10 del miércoles.

A esa hora Verónica atendía a los remiseros que suelen juntarse a desayunar, al lado del kiosco en avenida Rioja, mientras Rodolfo, esperaba en ese lugar al joven de la carga virtual de teléfonos a quien no veían desde hacía varios días: a él le pagan a diario pero como no iba el monto se acumuló, explicaron.

El miércoles ese muchacho llegó, se lo hizo saber a Rodolfo y pasó a desayunar. El comerciante contaba el dinero cuando sintió que alguien que entró por una puerta que da a la calle lo manoteaba. Pensó que era el mismo cobrador, pero en el segundo intento quiso girar, alcanzó a ver una remera negra y sintió un fuerte golpe. Cuando lo auxiliaron, segundos después, el ladrón había desaparecido.

‘No se puede creer que te pasen estas cosas teniendo la Policía a metros. Pusieron ese puesto policial para darnos seguridad pero no pasa nada, no se dan una vuelta y por las noches ni te cuento, se drogan en la plaza del barrio y no hacen nada’, dijo ayer el comerciante, molesto.