Fue José Sirerol el primero en toparse con el cuadro macabro. A las 14 de ayer, cuando fue a manipular la compuerta para empezar a regar su finca situada en el 3.926 Este de Hipólito Yrigoyen, en la zona de La Legua, Santa Lucía, vio que el agua arrastraba un cadáver que, en principio, atribuyó a un animal. Sin embargo una inmediata mirada más atenta, le trajo la certeza incontrastable de que se trataba de un hombre muerto.
El hecho pronto movilizó a vecinos, a personal del servicio de ambulancias y a la Policía. Y tuvo un condimento espeluznante: cuando cortaron el agua el cadáver quedó boca abajo, y fue ahí que unos intestinos sobresalían desde la zona del abdomen.
La escena sirvió para varias especulaciones, más aún cuando un estómago también apareció flotando en el agua. La sorpresa fue hasta irrisoria cuando dieron vuelta el cuerpo y descubrieron que esos órganos, eran restos de algún animal también arrastrado por la corriente.
El caso es investigado en la Seccional 5ta donde anoche buscaban saber quién es ese sujeto de entre 30 y 40 años, remera roja, pantalón jeans gris y zapatillas, que tiene tatuado un sol en su antebrazo izquierdo y un águila en el hombro derecho. Y que presentaba un corte pequeño en la ceja izquierda y uno mayor, de unos 5 cm sobre la cabeza, cuyo origen se desconoce.
La autopsia será clave para esclarecer el caso.

