Diego Rubén Azúa (28) aceleró el paso y por poco no huyó a la carrera cuando vio al marido de su amante aparecer en la plaza de Trinidad, Capital, a eso de las diez de la noche del 17 de diciembre de 2018. Después de cinco meses de relación clandestina con la mujer, aquella sorpresiva aparición parecía indicar el fin de una relación clandestina de cinco meses. Ella nada le dijo a su pareja cuando subieron al auto con sus hijos de vuelta a casa. Evadió preguntas, pero luego se sinceró, pidió perdón y lo llamó a Azúa para decirle que todo terminaba. El engañado Sergio Tello también lo llamó para decirle que se dejara de molestar, pero la reacción de Azúa fue totalmente inesperada: lejos de asumir que sobraba, le dijo a Tello que iría a su casa a buscar explicaciones. Víctima de una supuesta ceguera amorosa, tres días después, el 20 de diciembre, se apareció en la casa de Rawson de esa pareja que se aprestaba a reconstruir su relación. Pero cuando le abrieron, no hubo ninguna explicación ni nada de diálogo, cuchillo en mano, Azúa le dio un puntazo en el costado izquierdo a Tello y se aprestaba a darle otro cuando la mujer en disputa se metió y le tomó el brazo. El violento momento terminó contra el atacante, porque al lugar llegó también un vecino que escuchó los gritos de la mujer. Azúa perdió el cuchillo y debió huir a pie, con tan poca suerte que justo en ese momento pasaba por el lugar un patrullero y cayó preso.

Y todo se le complicó, porque ahora el juez Maximiliano Blejman (Sala III, Cámara Penal) lo condenó a 5 años y 4 meses de cárcel por tentativa de homicidio simple. Ese delito y ese castigo había aceptado Azúa luego de acordar un juicio abreviado con su abogado Faustino Gélvez y el fiscal Fabrizio Médici.