No fueron principiantes. Está claro que fue un golpe estudiado, ejecutado por ladrones con oficio para que no queden rastros. Se trata del robo millonario del que fue blanco la conocida firma Ansilta (indumentaria de montaña de altísima calidad) en la madrugada del miércoles y que en las últimas horas se han conocido detalles.

Fuentes consultadas por este diario le dieron forma al atraco. La ventana de tiempo que manejan los investigadores sitúan el ingreso de los ladrones a la planta textil de Benavídez y Necochea, en Santa Lucía, entre la 1:30 y 6 del miércoles.

Primero rompieron una cerca perimetral del costado noreste del predio, luego treparon a los techos y cortaron (creen que con algún tipo de amoladora portátil) las sujeciones de las chapas. Por allí ingresaron al interior de la fábrica.

El lugar que eligieron no fue caprichoso: es un lugar donde no hay alarmas ni cámaras de seguridad. A esto se le suma que el personal de seguridad privada jamás se percató de tamaño movimiento. 

Se alzaron con mucha cantidad de prendas, entre 450 y 500 unidades, revelaron fuentes de la investigación. Había desde camperas -la indumentaria más cara- hasta guantes. Por la cantidad que sustrajeron, creen que se trato de una banda, con un claro apoyo externo posiblemente de un camión. La tarea habría durado más de una hora.

La investigación tiene varias aristas: desde la hipótesis de que se trató de una banda foránea especializada capaz de ubicar esas prendas fuera de la provincia -en San Juan por estas horas "quemaría" tenerlas, dijo un experimentado policía- hasta una conexión interna que facilitó información o bien una mezcla de ambas. Hasta el momento no hay detenidos.