Fue al remover el terreno de la finca Viñato, en Zonda, para construir los cimientos de una vivienda que Enzo Manzini sentó las bases del museo. En ese momento, el sanjuanino encontró restos de petroglifos y cananas del período indígena. Este hallazgo lo llevó a asumir el compromiso de resguardar las riquezas del pasado, tarea que actualmente continúa su familia en el predio que anoche fue saqueado por delincuentes.

 

El museo, que es recorrido semanalmente por alumnos de distintas escuelas de la provincia, cuenta con un parque temático de juegos ancestrales y un salón de usos múltiples, el cual sirve como sala de exposición y juego en donde se reproducen algunas culturas ancestrales que vivieron en San Juan. E incluso tiene una proveeduría, donde se ha creado una pulpería con elementos utilizados en épocas pasadas.

 

 

El museo se caracterizó siempre justamente por ser multifacético, debido a que fue dividido en seis módulos que muestran distintas temáticas y una oficina de archivo histórico.

 

Entre sus tesoros guardaba piezas de arqueología y paleontología, como puntas de flecha, boleadoras, cuchillos, cerámicas, vasijas y otros objetos utilizados por aborígenes que vivieron en la provincia.

 

Además, guardaba medallas, monedas, armas antiguas. A su vez tenía un módulo completo dedicado a Nazario Benavidez, con objetos pertenecientes a él y su familia.

 

 

Sumado a eso, guarda instrumentos de comunicación oral, escrita y televisiva de comienzo del siglo XIX y XX. E incluso posee una imprenta que data de fines del siglo XIX, y un museo abierto que exhibe antiguos elementos utilizados en la agricultura y vitivinicultura; carruajes; automóviles antiguos; petroglifos; etc.