El hallazgo del cuerpo decapitado de un hombre, identificado como Juan Marcos Correa enterrado en un basural, muy cerca de un santuario en honor a San La Muerte, ha conmocionada a la localidad de Amenábar en Santa Fe.

“Nunca, en mis 15 años de ejercicio como fiscal, me había tocado investigar un crimen tan aberrante, cometido con tanto odio y tanta saña. Esto es el mal en estado puro, no es locura, es una opción consciente por el mal", afirmó el fiscal del caso, Eduardo Lago.

Correa estaba desaparecido desde el 27 de septiembre. Algunos días más tarde, el 4 de octubre, sus familiares lo reportaron a las autoridades, lo que impulsó una búsqueda frenética que pudo dar con el cadáver recién el 14 de octubre por la noche en un basural en las afueras del pueblo.

Según el testimonio de sus familiares, el hombre sufría de adicciones y estba con mucho temer, incluso le manigestó a un compañero de trabajo que quería abandonar la ciudad. "Tito", como era más conocido Correa,  era “un muchacho nacido y criado en el pueblo, que solía hacer changas en la comuna, un chico solitario, incapaz de hacerle daño a nadie”, contó el intendente Gustavo Zaldo en diálogo con La Capital.

Los detalles del asesinato son escabrosos: el sacrificio habría comenzado con la víctima aún viva, que su cuerpo fue hallado decapitado y con el corazón extraído. Por lo que los investigadores tienen la hipotesis de que se trató de un "crimen de odio religioso".

La vinculación del victimario con el hecho se dio a partir de la misma llamada que alertó sobre el lugar del enterramiento, ya que la fuente denunciante hizo saber a los pesquisas que Carlos L. le habría confesado el crimen a algunas personas de su entorno.

El fiscal Lago imputó a Carlos L., de 34 años, por el delito de “homicidio triplemente agravado por ensañamiento, alevosía y odio religioso” y solicitó la prisión preventiva sin plazo La petición fue aceptada por la jueza Lorena Garini, y el imputado fue alojado en la Alcaidía de Melinicué a la espera de juicio.

Pese al tiempo transcurrido desde el hallazgo, la autopsia al cadáver de Correa aún continúa en el Instituto Médico Forense de Venado Tuerto. El fiscal quiere recabar hasta el último detalle probatorio con vista al juicio de Carlos L., para quien pediría la condena a prisión perpetua.

La teoría de la Justicia es que Correa fue llevado al lugar del hecho engañado. El imputado es un trabajador rural eventual que habría aprovechado la vulnerabilidad de Correa para llevarlo al santuario, tal vez con la promesa de consumir juntos. 

Fuente: Crónica