La principal hipótesis sobre la muerte del empresario argentino de 59 años que falleció este lunes luego de cruzar el paso fronterizo de Agua Negra apunta a que se vio afectado por los efectos de la altura a la que se encontraba, a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar, encontrándose su cuerpo desvanecido al lado de su auto.

El hombre, identificado como Roberto Provoost, se detuvo en el kilómetro 220 de la ruta CH-41 al percatarse de que una de las ruedas de su vehículo, una camioneta Ford Ranger Raptor, se había pinchado. Al parecer, al intentar cambiar el neumático, se habría descompensado.

Provoost, quien se desempeñaba en el rubro de la metalurgia, residía en la localidad de Mar del Plata y viajaba constantemente a Chile para comprar herramientas para su empresa. En esta oportunidad, había salido de Argentina el día viernes y debía regresar durante la jornada del martes.

El ingeniero Enrique Manni, jefe del Noveno Distrito de Vialidad Nacional en San Juan, y sus empleados, expresaron sus condolencias a los familiares y entregaron recomendaciones para prevenir este tipo de situaciones en la ruta internacional.

En la misma línea, el delegado presidencial, Galo Luna, también expresó su pesar por la situación que afectó al ciudadano argentino. “Fue una de esas situaciones imprevisibles, pero para las que se puede estar preparado a través de exámenes y chequeos de salud previos al viaje. Recordemos que el tránsito por Agua Negra es un trayecto de alta montaña en el que la variación de altura puede afectar la salud de las personas. Por ello, reforzamos el llamado al autocuidado, a la prevención y a la adopción de medidas preventivas de salud y técnicas para evitar problemas durante el cruce”, manifestó la autoridad regional.

En este contexto, Luna explicó que el complejo fronterizo Juntas del Toro está preparado para atender contingencias como éstas. “Contamos con un protocolo de reacción que incluye la presencia de personal médico en las instalaciones durante todos los días de la semana, mientras el paso está operativo. Este personal médico está equipado con oxígeno, desfibriladores, monitores y todo lo necesario para brindar asistencia. Somos la primera respuesta ante un accidente. Acudimos con personal médico y también con Carabineros, quienes activan sus protocolos de accidentes en la ruta”, sostuvo el delegado presidencial.

MAL DE ALTURA

Según los expertos, el mal de altura agrupa a todos aquellos trastornos generados por estancias en áreas de gran altitud sobre el nivel del mar.

En ese sentido, el cardiólogo Carlos Rojas, de la Clínica Asturias, la tolerancia de los viajeros a la altura es variable y no existen pruebas que permitan predecir el riesgo individual.

En cuanto a los síntomas, el doctor indica que pueden aparecer a partir de los 2.500 metros de altitud. A los 3.000 metros pueden presentar síntomas un 30% de los viajeros y a los 4.000 metros, puede afectar a un 65-70%.

“Los síntomas aparecen cuando el organismo no se adapta a niveles tan bajos de oxígeno y no puede funcionar correctamente”, señaló.

Para el médico Carlos Trejo, en tanto, cardiólogo y electrofisiólogo, jefe de la Unidad de Electrofisiología del Hospital de La Serena, lo que se combinó en este caso fue la altura geográfica a la que estaba sometido el paciente y el esfuerzo físico.

“Lo más probable, porque esto ocurrió como súbitamente. Lo que tuvo fue una muerte súbita. La enfermedad coronaria es la más común de ellas, como el infarto agudo al miocardio o algunas arritmias cardiacas. Lo que pudo ocurrir es que le dio una muerte súbita de origen cardiaco”, indicó Trejo.

EXITOSO EMPRESARIO

Según replicaron medios trasandinos Roberto Provoost nació el 3 de agosto de 1964 en Mar del Plata. Hijo de Guido Karel Rogel, de nacionalidad belga, y de Gladys Ofelia Zambon, oriunda de Chajarí, era el mayor de tres hermanos.

En Mar del Plata, su familia tuvo una empresa pesquera y durante su juventud cursó la carrera de ingeniería.

“Empecé a trabajar como dibujante técnico en una empresa de máquinas agrícolas, gracias a los conocimientos adquiridos en el colegio industrial. Más adelante, entré en una rectificadora de motores. La formación en aquel oficio, con los años, me sirvió para armar mi taller de rectificado (...). Y sin saberlo éste sería el primer paso para comenzar a armar mi propio proyecto”, indicaba en su relato en una entrevista, donde destacaban su labor de empresario metalúrgico.

FUENTE: elDía Chile